viernes, 31 de mayo de 2019

ARTÍCULO

Los graduados
y las tesis
Apolinar Castrejon Marino
Pues para esos jóvenes que están por terminar sus estudios, se presenta el problema de hacer un trabajo de titulación, que los acreditará para desempeñar una profesión.
Mucho han cambiado las cosas, porque anteriormente los estudiantes realizaban un trabajo social, o un periodo de prácticas profesionales por un tiempo de 6 meses, y de ahí elaboraban un documento al que se llamaba tesis, y era la base para que presentarán su examen profesional.
En la primera linea de este comentario dijimos que es un problema. Esto es porque durante toda la carrera, los alumnos estuvieron sometidos a estrategias didácticas aulísticas basadas en la lectura y la repetición. Lo maestros nunca se ocupan de guiar a los alumnos en el amplio mundo de los ana
les científicos, y de las revistas de divulgación tecnológica.
Ni siquiera procuraron acostumbrarlos a expresar sus ideas y conceptos personales. Y para enmendar estas deficiencias, en el último año de estudios, incluyen algunas materias llamadas “Metodología de la investigación”, “Seminario de tesis” o “Taller de tesis”, que desde luego, son insuficientes para lograr que los estudiantes realicen una investigación, ni mucho menos, puedan realizar la escritura de una idea o propuesta inédita y personal.
A partir de los años 90s en que se inició la debacle estudiantil -el desplome de los niveles de aprendizaje- introdujeron los términos, tesina, monografía, y ensayo, para ahorrarles a los alumnos la tensión que les producía el término de tesis. Los estudiantes, al oír hablar sobre hipótesis, método de investigación, marco teórico, variables, o instrumentos de análisis, se sienten cohibidos, demasiado circunspecto, y sienten alejado de sus alcances.
Y aquí podemos establecer que en el propósito de titulación de los alumnos tenemos 3 vertientes: el alumno que desde luego quiere graduarse como profesionista, y la escuela que quiere que el alumno se gradúe para mantener su promedio de egresados, y los maestros y asesores que no tienen ningún interés ni prisa por liberar a los alumnos.
Las universidades y otras instituciones de educación superior designan a los docentes más acreditados -o que no tienen grupos asignados- para que asesoren a los alumnos en la realización de su tesis. Pero desde el principio el asesor o tutor establece una relación de poder y dominio sobre el alumno que dificulta las cosas.
La función del profesor es similar a la del verdugo medieval con una hacha: criticar, corregir y hacer observaciones. Y la verdad es que críticas que hacen los docentes, no siempre son constructivas.
El estudiante cree que la ciencia, es un sistema de validación de conocimientos bastante rígido y formal. Y el asesor deja que permanezca dominado por esa percepción, cuando sería muy útil al estudiante, que le dijera que la ciencia tiene su propia gramática y su sistema de reglas, pero que ante los nuevos descubrimientos a avances, los conceptos y las prospectivas cambian.
Desde hace varias décadas vivimos en una sociedad hedonista, es decir, preferimos el placer simple, sin mucho ejercicio mental para llegar a la satisfacción. Preferimos ver un documental de Discovery Channel sobre las culturas primitivas, que leer La Rama Dorada de Fraser, preferimos hurgar en Internet los temas que imparten las universidades que ir a la biblioteca a consultar las fuentes completas y bien redactadas de los libros.
La realización de una tesis puede llegar a ser la fase más productiva y enriquecedora en el itinerario académico de un estudiante, si pensamos que al final de la carrera, nos encontramos con la oportunidad de realizar un trabajo de investigación que sirva de algo a nuestra profesión que estamos por ejercer.
El momento de la realización de una tesis es la etapa más personal e integradora de todo el saber acumulado. Es aquella instancia en la cual como estudiantes podemos elegir qué temas, marcos de lectura, problemáticas e intereses personales merecen nuestra atención.

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