viernes, 28 de junio de 2019

COLUMNA

Café Astoria
Ignacio Hernández Meneses
“¡ERA UN ÁNGEL…!”
Siempre sonriente, con cara de buena gente, caritativo, nunca lo vi enojado, era pues un pan de Dios, un ángel sin alas, así recuerdo al padre Ángel Martínez Galeana, cuando llegaba a mi casa de Inalámbrica 15. Era 1973 cuando por culpa del padre Ángel, mi mamá, doña Cuca, me dio una santa tunda que hasta zumbaba en mi espalda uno de los huaraches chilapeños de mi papá, y es que no me aprendí el “Credo”, que era prácticamente el examen final para hacer mi primera comuni
ón. Allí quedó la olla de chocolate y la cazuela de mole para la fiesta, una fiesta que nunca se hizo pero comimos guajolote como una semana a mediados de ese lluvioso agosto. Y es que también el cura -que ojalá y en paz descanse-, me preguntó: “¿Cuántos dioses hay?”. Y yo como buen lector de la revista “Kalimán, El hombre increíble”, le contesté que muchos, y es que le dije de memoria a todos los dioses del Olimpo. Acto seguido, declaró por suspendida mi primera comunión, y la señora Refugio Meneses guardó la vela, el rosario, y la ropa que me había comprado con sacrificios en “El Gallo de Acapulco”. Pero comimos mole. También lo recuerdo como muy bondadoso. Cada 24 de febrero de la década de los setentas, en la casa de la gringa altruista Emi Fors, allá por el rumbo de la calle Inalámbrica número 17, frente a la casa del muralista Diego Rivera, se ofrecía una fiesta de disfraces y los dólares recaudados eran para la Casa Hogar ubicada entonces en la Y griega de la Laja. Siendo reportero de “Novedades” (1993), lo entrevisté, le hice un Retrato Hablado, me recordó y hasta bromeó diciéndome que me iba a preguntar el “Credo”. Era un sacerdote todo terreno. Durante la guerrilla logró salvar a algunas personas que fueron secuestradas, fue discreto intercesor en varios casos. Un día regañó a un reportero de “El Sol de Acapulco”, quien le puso declaraciones en su boca sobre una misa pero el padre Ángel nunca ofició esa misa y al compañero se le cayó la nota por aquel mandamiento “no mentirás”. “Que me cubra el evento otro reportero porque éste me pone cosas muy bonitas pero no he dicho”, le pidió al director del diario. A estas horas, seguramente mi mamá ya le dio de desayunar chocolate con pan de Chilapa, y la gringa de Emi Fors ya le estará haciendo su fiesta para los niños más pobres del paraíso. Que en paz descanse. Siempre Ángel.

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