martes, 16 de julio de 2019

NOTA CON FOTO

Entre la nostalgia y la resistencia
vende vinilos Pérez en la Capita
Juan Manuel Molina.--Allá por 1989, Jesús Pérez Rodríguez emprendió un negocio de venta de discos de vinil en el garaje de su casa, en la calle Adrián Castrejón, en una creciente ciudad de Chilpancingo.
Ante sus ojos, vio pasar la etapa de los discos de vinil y también en la actualidad, su renacimiento. También, el cambio de una sociedad, la que considera, tranquila a una con un ritmo de vida acelerada y en descomposición.
Actualmente y desde hace unos 30 años, es propietario de una de las poquísimas tiendas especializadas en la venta de discos de vinil, discos compactos y casetes, sino es que la úni
ca en toda la ciudad.
En su época como estudiante de secundaria, comenzó a adquirir material musical para armar una colección. Su afición inició en 1966, con un álbum de Enrique Guzmán, y que lo ha llevado a almacenar hasta cinco mil unidades.
Con su colección personal, en una ciudad como Chilpancingo, emprendió un negocio y hasta este año, estima que tiene unos 20 mil discos de vinil. Jesús es aficionado al rock en inglés, por lo que sobresalen entre sus anaqueles, música de The Beatles, The Rolling Stones, Deep Purple, Black Sabbath y Led Zeppelin.
A inicios de los noventas, en las tiendas de música de Chilpancingo, como Melody, Romero, Virgo y Acapulco, sonaban grupos como Caifanes, Hombres G, Flans y artistas como, Alejandra Guzmán y Miguel Mateos, sin embargo, excluían el rock en inglés.
Jesús apostó precisamente a este género, y a grupos como Bon Jovi, AC-DC y Van Hallen, como material para hacer proliferar su negocio, el cual, no lo ha hecho rico ni millonario, pero sin duda no lo cambiaría por nada.
En la era moderna, ha rechazado trasladar su basta colección a aparatos electrónicos como celulares, Ipods, reproductores de mp3, y memorias USB. Y considera que la tecnología, no es más que un fraude, para fomentar la piratería.
En sus palabras, el internet es una estafa porque no toda la música se encuentra disponible en los servidores. Por lo que, se prepara para el surgimiento de los discos de vinil.
Su perspectiva de la música es que no hay música mala, sino sólo hay una diversidad de gustos. Aunque también, reflexiona y opina que ya no hay música de calidad y aprovecha la oportunidad para lanzarse contra los narcorridos.
No es fan de este género musical, pero no le queda de otra, justo a un lado de su garaje, un grupo de jóvenes escucha narco corridos, que se mezclan con sus palabras.
Son decenas y decenas de discos. Algunos un poco ya deteriorados por el pasar de los años, aunque las carátulas permanecen intactas. El negocio sobrevive, con música del pasado, ante los embates tecnológicos y los servicios de música digital.

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