viernes, 26 de julio de 2019

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA CON FOTOS

Sin apoyos y bajo precio de opio;
crisis  para labriegos de montaña

Andrea Vega.--Hace tres años, la vida empezó a complicarse más para los pobladores de la Montaña de Guerrero. En esta zona donde de acuerdo con el Coneval se ubican dos de los municipios más pobres del país, como Cochoapa El Grande, 80 por ciento de los campesinos tenía como única forma de subsistencia el cultivo de la amapola, de acuerdo a datos que dan los mismos pobladores.
En el clima frío del lugar no se dan cosechas abundantes de granos como el maíz. Lo que se da bien es el café, pero las administraciones federales pasadas dejaron de apoyar la
producción, que cayó en el estado 88 por ciento entre 2003 y 2016, de acuerdo a datos de la entonces Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). Los campesinos optaron por la amapola.
En el país, se cultivan cerca de 26 mil 100 hectáreas, según el Reporte Mundial sobre Drogas 2017 de la Oficina de Naciones Unidas sobre Droga y Crimen (UNODC). Guerrero se posicionó como líder en la producción nacional, con alrededor de 60 por ciento del total. En cada uno de sus 81 municipios había plantíos.
Un campesino podía ganar unos 35 mil pesos por siembra. El kilo de goma de opio, materia que se extrae de esta planta, se pagaba entre 25 mil y 20 mil pesos, como mínimo. Algunos sembraban dos veces al año. “La amapola era nuestra salvación, aunque apenas nos daba para sobrevivir, tampoco es que ganáramos mucho, pero nos ayudaba”, dice un comisario del municipio de Acatepec y representante del Consejo de las Comunidades Indígenas de la Montaña de Guerrero, a quien llamaremos Guillermo, para atender su petición de no usar su nombre real.
Pero los precios se fueron a la baja por el auge del fentanilo, un opioide sintético que China produce a bajo costo y con efectos más potentes que la heroína. El kilo de goma de opio se fue a pique hasta los 2 mil pesos por kilo. “Bajó mucho y nos quedamos en cero porque de eso nos sosteníamos”, dice Guillermo.
Los pobladores de la Montaña de Guerrero tienen otro problema. Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo el pasado miércoles 17 de julio que “en esos municipios pobres (los de Guerrero), los niños, las niñas con discapacidad están recibiendo su pensión. Están recibiendo becas estudiantes pobres de nivel básico, los que están en la preparatoria. Y ya les llegó su apoyo del programa Producción para el Bienestar”, los campesinos aseguran que no es así.
“El apoyo de Prospera que les llegaba a las señoras por las becas de los niños no ha llegado desde enero y nadie les dice para cuándo. Ya va a empezar otro ciclo escolar y nadie informa de eso. ¿Con qué se les van a comprar los uniformes, los útiles? Otros programas como ProCampo desaparecieron y no llegan los recursos para los campesinos”, dice por separado Martín Sierra, habitante del municipio de Tlacoapa.
Guillermo refrenda lo anterior. Dice que en Acatepec, las señoras esperan lo de Prospera y no hay información clara de para cuándo les va a llegar. El programa está parado. Lo de Producción para el Bienestar no llega tampoco. “Llega solo la pensión para los adultos mayores y algunas becas para los estudiantes, pero no para la mayoría”.
Moisés Solano, presidente del Comisariado de Bienes Comunales de Tepecocatlán, municipio de Atlamajalcingo del Monte, dice que allá solo les llegó un apoyo de 1,500 pesos a las señoras. “El resto de los nuevos programas del gobierno federal no los conocemos. De apoyo para el campo no nos llega nada, salvo el fertilizante, que acá sí ya tienen casi todos, faltarán solo unos 60 productores”.
ENTREGA CON RETRASO
Durante 24 años fue el gobierno de Guerrero el encargado de dar el fertilizante a los campesinos. Pero la administración de Andrés Manuel López Obrador decidió que a partir de 2019, la encomienda y el gasto lo haría el gobierno federal.
El 5 de enero, el titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Víctor Villalobos, presentó los programas prioritarios de la dependencia, entre ellos el de fertilizantes. Aunque, como el resto de los nuevos del gobierno federal, salió sin reglas de operación, que permitan hacer una evaluación más rigurosa de su población objetivo, metas y resultados. Lo único que se publicó al respecto en el Diario Oficial de la Federación (DOF) fueron una serie de lineamientos.
En estos se asienta que el programa está dirigido a productores de maíz, frijol y arroz que vivan en zonas de alta y muy alta marginación en el estado de Guerrero. De acuerdo a información difundida por el gobierno federal, la iniciativa es un programa piloto que después se llevará a todo el país.
Los beneficiarios del fertilizante lo usan en granos que cosechan para el auto consumo. El apoyo para tener fertilizantes es necesario en esta zona de la montaña porque el clima frío no permite que se den, sin esos productos, las cosechas, “y a nosotros no nos alcanza para comprarlos. El maíz, el frijol que sembramos es para comer, de eso casi no vendemos nada. Si no hay fertilizante, no tendremos ni comida”, afirma Guillermo.
Los campesinos necesitan colocar el fertilizante a principios de junio, para que las plantas se desarrollen bien. En años anteriores, llegaba en abril o mayo. “Ahora llevamos un mes de retraso, porque mucha gente no lo ha recibido y la milpa ya está grande. Si lo empezamos a poner hasta estos días, ya no se va a dar la cosecha”, dice Solano.
Y es que la entrega de fertilizante este 2019 empezó hasta el 3 de junio. Para el 24, el gobernador del estado el priista Héctor Antonio Astudillo Flores señaló que Sader había entregado a los productores de la entidad apenas 12 por ciento del fertilizante que para estas fechas se había ya repartido en 2018.
Con el tiempo ya encima, López Obrador salió a declarar que para el 15 de julio todo el fertilizante estaría entregado. No fue así. Ese día, Víctor Villalobos presentó el avance del programa, durante la conferencia mañanera del presidente.
Tuvo que admitir que si bien 98.5 por ciento de los productores beneficiarios (233 mil 235) ya tenía sus vales (el comprobante que los acredita como dueños del insumo), de este universo solo el 75 por ciento, es decir: 175 mil 948, ya lo había logrado canjear por el fertilizante.
RIESGO DE HAMBRUNA
Abel Barrera Hernández, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, tiene otras cifras. El activista asegura que desde el inicio de la distribución hay poco flujo de camiones de carga con el producto hacia la montaña.
Dice que solo Zapotitlán Tablas ha logrado tener todo el Insumo. “Pero no por iniciativa del gobierno, sino porque durante 22 días bloquearon la carretera de Chilapa-Tlapa. Estuvieron ahí en el crucero de Tlatlauquitepec esperando la llegada de los tráilers y por eso es el único de los 19 municipios de la montaña que tiene todo el fertilizante. En el resto, solo 30 por ciento o menos lo ha recibido.
El comisario de Acatepec concuerda con eso. “Acá menos de 30 por ciento de las personas que deben recibirlo, lo tienen ya. Villalobos se comprometió a que el 15 de julio ya estaría repartido. Pablo Amilcar Sandoval Ballesteros (el delegado federal) dice que tienen la capacidad de distribuir pero las bodegas, al menos las cinco de Segalmex que hay aquí, están vacías”, dice Guillermo.
El comisario denuncia que, además, en ese municipio, el presidente municipal, Ramiro Salvador Hernández, le está dando el fertilizante que ya llegó a “su gente, a los de su línea, a los que votan por su partido, el PRD. Y lo mismo el diputado federal del mismo partido, Raymundo García Gutiérrez. Los líderes hasta engañan a la gente, les dicen que él es el que manda el  producto”.
En la comunidad de Totomixtlahuaca, cuenta el director de Tlachinollan, la gente decidió retener al presidente municipal de Tlacoapa y todo su cabildo, cuando iban a dar el banderazo para iniciar la entrega, porque se dieron cuenta que de un padrón de 1,200 beneficiarios, solo había vales para unos 600.
“Los tuvieron cuatro días retenidos. Eso hizo que llegaran a una negociación con Jorge Gage (coordinador federal del programa). Se acordó que a partir del día 11 de julio llegarían seis trailers al día con fertilizante al municipio, pero no han cumplido”.
Martin Sierra, habitante del municipio de Tlacoapa, dice que solo se ha entregado lo equivalente a dos días. “No hay en las bodegas ni la mitad del fertilizante que se requiere. Hasta ahora no hemos empezado la entrega a la gente, pero ya hemos decidido que surtiremos a los de las poblaciones más alejadas y esperaremos que el gobierno cumpla su palabra de enviar el resto, para mandarlo lo más rápido posible a las más cercanas donde falte”.
Barrera Hernández dice que así como están las cosas, se acabará julio y no va a llegar el fertilizante a los productores. El activista reclama que los retrasos e inconvenientes son porque los funcionarios están operando el programa desde el escritorio.
“En Tlapa, por ejemplo, no hay un interlocutor que atienda las demandas. Lo hacen por teléfono desde Chilpancingo. No hay tampoco una calendarización de las entregas ni coordinación entre los servidores de la nación, los de Sader y los de Segalmex”.
Aunque Jorge Gage, coordinador federal del Programa de Fertilizantes, dice que los retrasos se deben a las particularidades de los municipios. En Acatepec señala que las dificultades en la entrega son por un enfrentamiento entre comisarios de grupos rivales.
“Eso lo está complicando todo. Hoy uno de los grupos tomó por la fuerza dos camiones y se los llevaron a la bodega de Laguna Seca, cuando iban para otra. Eso violenta los acuerdos del calendario de entregas”, señala.
Mientras que en Tlacoapa, “sí hubo un tema con el padrón. Había una demanda mayor de beneficiarios. Acordamos con ellos un número mayor y empezó a fluir la entrega. Pero ahora no quieren que esté involucrada ninguna autoridad, no quieren ni al servidor de la nación”.
Los cobros son otra queja. Los entrevistados coinciden en que los campesinos tienen que pagar una cantidad para que les lleven el fertilizante a sus comunidades. El gobierno federal lo entrega solo hasta las bodegas de Segalmex, ubicadas en cada zona. De ahí, se supone que los presidentes municipales se encargan de trasladarlo a los pueblos, pero lo cierto es que les exigen un pago por esto a los productores.
“Eso pasa todos los años. Los tráilers solo pueden llegar hasta cierto punto, porque no pueden entrar por los caminos de terracería. Hay que llevar el fertilizante en Torton. Los pobladores deben pagar el traslado. Les cobran desde 100 hasta 20 pesos y la gente no tiene dinero. Aunque en años pasados les cobraban más, 350 pesos por hectárea”, denuncia Guillermo.
Gage señala que esos cobros salen del control del gobierno federal. “Nosotros llevamos el producto a las bodegas de Segalmex, nada más, del traslados a las comunidades, se supone que deben ocuparse los presidentes municipales, pero algunos no quieren o no pueden”.
El director de Tlachinollah también reprocha que los programas se diseñan sin tomar en cuenta a las personas. Dice que para lo de fertilizante no hubo reuniones con los productores ni con los comisarios. “Hay mejoras, sí, antes el padrón de beneficiarios lo diseñaban entre el gobernador y los presidentes municipales para asegurar votos. Ahora los beneficiarios se tienen que inscribir en una plataforma digital, pero acá no hay internet y muchos no hablan español”.
Los entrevistados dicen que sin fertilizante la milpa no se va a desarrollar. En la montaña, la gente no tendrá granos ni para el autoconsumo. “En Acatepec, 50 por ciento de la gente ya se fue a buscar trabajo a Sinaloa, a la frontera, en los campos agrícolas, como jornaleros, familias enteras han salido. Las personas han vendido ya sus animales, todo lo que pueden para subsistir. Vivimos una pesadilla en la montaña”.
Aunque Gage asegura que no hay una fecha fatal para que se ponga el fertilizante en las milpas. “El secretario dijo que llegará a más tardar el 6 de agosto. Lo más probable es que terminemos días antes. Aún así, el fertilizante en el momento que se aplique va a tener efecto”.

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