martes, 12 de noviembre de 2019

ARTÍCULO CON FOTO

¿Culpable,
o inocente? 
Apolinar Castrejón Marino
“Jurado implacable es el pueblo, que no necesita juicios engorrosos y aburridos, para señalar que un habitante sea inocente o culpable”. Así opinaba el escritor irlandés Oscar Wilde de la justicia. Y seguramente tenía razón.
El payaso asesino norteamericano, de nombre Ted Bundy, en un alarde de cinismo y franqueza, confesó que él podía distinguir a una “buena” víctima solamente por su forma de caminar, durante el juicio a que enfrentaba por el asesinato de treinta y cinco mujeres, a las que había asesinado rompiéndoles el cráneo a mediados de los años setenta.
Un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Florida, se sintieron atraídos por esta tesis de Bundy, y decidieron probar si tal cosa era posible.
Formaron un grupo de Treinta estudiantes universitarios voluntarios para que participaran en un experimento, el cu
al consistía en que tenían que sentarse en cualquier acceso a la escuela, para observar los movimientos de las mujeres. En unas hojas tabulares debían registrar minuciosamente las características de cada mujer que pasara, y anotar alguna característica notable de su forma de caminar.
Los científicos urdieron una variable para facilitar el trabajo de los participantes: de cada 50 transeúntes dieron a una un pañuelo rojo. En tal circunstancia la portadora del pañuelo obviamente actuaría de manera un poco diferente. El resultado fue que 75 por ciento, detectaron correctamente a la persona que escondía el pañuelo.
En la vida diaria hay muchos casos de personas que describen un mal encuentro, a quien identifican instintivamente como un criminal peligroso, sin más pruebas que sus su intuición y sus sentidos. Hasta existen frases para nombrar a ese mal momento: “Se me pusieron los pelos de punta” o “Se me puso la carne de gallina”.
William Maloy Maestro en Ciencias en Trabajo Social Clínico,  y asesor de Gogebic County Community Mental Health del estado de Michigan, decidió comprobar la veracidad de estas afirmaciones.
Acudió a los juzgados de la Unión Americana que el comprobó que manejaban más casos por día. Lugo procedió a  entrevistar a las gentes que tenían algún contacto con quienes estaban sometidos a juicio.
Preguntó a 450 jueces, fiscales y abogados si habían experimentado algunas de esas extrañas reacciones físicas, cuando entrevistaban a sujetos psicópatas, o criminales violentos. Sus entrevistados revelaron información inaudita, con expresiones como “… me sentía como si me quisiera comer”, o “Me provocó asco y repulsión”, y “Yo sentí una esencia maligna que emanaba”.
Kent Bailey, profesor emérito de psicología clínica en la Universidad Commonwealth de Virginia, estaba intrigado por la situación mental de los grandes criminales. Si sentían remordimientos por sus actos criminales ¿Cómo podían vivir con ellos?
Sometió a 25 asesinos a una exploración de sus ondas cerebrales, partiendo del conocimiento que hay cuatro tipos distintos de ondas cerebrales, las ondas beta se presentan durante los periodos de gran alerta, y las olas delta se asocian a estados letárgicos, o durante el sueño profundo. Las ondas Alfa y Theta, son intermedias, y reflejan los niveles de actividad eléctrica en el cerebro, en diversos momentos.
En las personas psicópatas las olas delta se presentan durante estados de vigilia normales incluso, durante estados de gran excitación. Lo cual significa que para los psicópatas, no hay alteración emocional. Un psicópata puede decir “te quiero”, de manera tan imperturbable como decir “tomaré una taza de té”.
Esto es porque su cerebro, está menos “conectado” con la realidad que el nuestro. De esta manera, los psicópatas se mantienen siempre tan fríos, aun en estados de excitación o peligro. La famosa Chayito Robles se declara inocente de desfalco y desviación de grande sumas de dinero, en las dependencias que tuvo a su cargo.
Imperturbable, se declara inocente, y perseguida política. Y ella se lo cree, pues en su interior, está convencida de que lo que hizo es “normal”.

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