lunes, 20 de enero de 2020

COLUMNA

Carpeta Política
Tino Gatica
El presidente de México, ya entra en la Tercera Edad
El próximo 13 de noviembre de este año 2020, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador cumplirá la nada interesante edad de 67 años (nació en 1953) en Tepetitán, Macuspana, del estado de Tabasco, así es que ya se encuentra en el concepto de las personas de la Tercera Edad, con la posibilidad de empezar a padecer deterioro de su cerebro, en consecuencia, de la mente y de otras actitudes y comportamientos propios de ese problema de salud. ¡Válgame Dios que eso no le ocurra!, sin embargo, tiene unos comportamientos que dan mucho qué pensar, a no ser que sus consta
ntes arrebatos sea una de sus estrategias para administrar (pésimamente) a nuestro país. Atendiendo a una búsqueda en libros e Internet, sobre el concepto de demencia senil, que hasta el momento parece que no es asunto de él, al menos no demuestra conductas asociadas a este padecimiento, se entiende que la demencia es un trastorno de la razón, que supone un deterioro progresivo e irreversible de las facultades mentales y quien las padece experimenta graves trastornos en la conducta y en las funciones cognitivas, hasta el punto de no poder continuar realizando sus actividades cotidianas. ¿Ven que hasta ahora nuestro presidente ahí la lleva? Si se porta con doble discurso, un día dice una cosa y otra cambia su versión, es porque así le conviene, tener a un país sumido en la incertidumbre...hasta el momento. Y bueno esa demencia asociada a la senilidad tiene su complemento de la siguiente manera: pues es lo relacionado, perteneciente o relativo a una persona de avanzada edad en la que se evidencia una decadencia física y/o mental. Como pueden considerar, quienes me leen de manera cotidiana, saben que no es la primera ocasión en que abordo el tema del presidente de México, pues él en sus “mañaneras” es el que pretende marcar agenda, en ese tono, es que viéndolo ya con esos años, ahora me percato de que su edad le está encorvando, lo está haciendo caminar cansado, y si antes se le cuestionaba por sus permanentes espacios en su manera de hablar, ahora las pausas son más preocupantes. Pero al ser el presidente, quienes están cubriéndolo en esas conferencias, deben ir preparados para perder dos, tres o más horas para sacar sus notas, o quizá pierdan todo un día para obtener una exclusiva, esto tratándose de los periodistas que cubren esa fuente. Insisto, por todos sus discursos que ha dado, que suelen repetir los mismos mensajes, auque varía según el tema que lleven de agenda, no los aborda a profundidad, porque para eso están los integrantes de su gabinete. Pero sí en ese afán que merece ya estudios sobre su comportamiento, está siempre detrás de quien lo va a anteceder en esas mortíferas conferencias mañaneras. Ciertamente que el presidente de nuestro país, busca ocupar ese espacio porque sabe que así prolonga su labor, aunque en ocasiones en ese desconcierto que ocasiona no se sabe si habla como candidato o como mandatario. Eso es lo preocupante de él. Retomando el concepto de demencia senil, el presidente al parecer no tiene este problema, pero tanta exposición que tiene en sus mañaneras, permitirán ir estudiando su comportamiento, por lo que al ser, tener y formar agenda, quienes lo ven o entrevistan constantemente podrán considerar si reúne ciertos detalles para considerarlo con ese problema. En tanto que con sus decisiones en su manera de gobernar, sigue afectando a grupos vulnerables que ya están dejando de verlo como un salvador, un mesías, alguien que les prometió esperanzas para un cambio mejor. Claro que también en esta indagatoria que realicé sobre este personaje, nuestro presidente, me informé que ha escrito hasta ahora 18 libros, que se pueden dividir en dos grandes áreas: análisis político-sociales y ensayos históricos, en donde según el politólogo Genaro Lozado dice que “La mayoría están orientados a esto, a hacer un diagnóstico y proponer decisiones. Los otros son interpretaciones históricas del país”. No es cualquier número esos 18 libros, eh, así es que en otra entrega de esta columna abordaré esos libros, sus libros... SALUDOS: Cómo pasa el tiempo, no es una frase tan singular, pero sí se “siente” que este año va volando, pues apenitas estábamos en los buenos deseos de Año Nuevo, y ya estamos por “rascar” el mes de febrero. Claro, faltan dos semanas, pero año al menos este columnista lo siente rápido, vertiginoso, por eso es que  no está nada mal empezar a tomar medidas en todos sentidos para estar bien con la familia, porque el tiempo vuela. Y si en esos asuntos, Usted decide considerar adquirir un ataúd, con todos los servicios, pues nunca está de más prevenir, les recomiendo la funeraria “Chilpancingo”, que ya saben en dónde se encuentra en Chilpancingo. Esta ofrece atención y servicio de calidad, pero enfáticamente sensible hacia los familiares o deudos de la persona finada. Dicha funeraria ha ganado bastante reconocimiento por el sensible servicio que ofrecen al pedir datos para saber cómo darle una cristiana sepultura a su ser querido. En el caso de la “Funeraria Chilpancingo” tiene un servicio especial de traslado de la persona fallecida en el interior del país, con unos requisitos fáciles de cumplir, pero que se les tienen que ofrecer físicamente en ese establecimiento, por muchas razones que he expuesto en esta columna, se les recomienda que acudan a pedir informes a este establecimiento “Funeraria Chilpancingo” que se ubica sobre la calle “Miguel Hidalgo” número 23 a pocos pasos del zócalo de esta misma ciudad capital. (Comentarios:dacnificados@outlook.es/FB:tino gatica).

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