miércoles, 18 de marzo de 2020

COLUMNA

De Frente
Miguel Ángel Mata Mata
Detente, Hereje endemoniado.
1.
Pio IX regaló cien días de indulgencia a quienes llevasen el amuleto colgado al pecho. Esto fue en el 14 de julio de 1877. Es un escapulario. En el pedazo de tela se lee: Apostolado de la Oración. Venga a nos El tu Reino. En medio la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, desde que se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y a
gua.
De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo. Los católicos le veneran. En Acapulco un hospital atendido por monjas lleva ese nombre. En Pie de la Cuesta, Plan de los Amates y cerca del Fortín Álvarez, en el barrio de La Mira, existen capillas con el mismo nombre.
La difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se debe a santa Margarita de Alacoque a quien Jesús se le apareció con estas palabras:
“Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos, los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio.”
2.
Es un poco extraño. El presidente de México invocando una oración contra quienes insultan todos los días. Muy extraño. Debe estar desesperado. Recurre a una imagen católica, en medio del desplome del peso ante el dólar, casi a 24 pesos, en su cotización de hoy; la caída del precio del petróleo a 18 dólares por barril, no vista desde hace casi veinte años; la revolución de feministas, que le hizo ver como un macho cabrío, y en medio de una pandemia.
Detente, se llama la imagen. Ante la realidad que vivimos ¿Quién debe detenerse?
3.
¿Por qué es incapaz de comprender los fenómenos que, en las últimas semanas, le han costado una baja muy importante en su popularidad (52% le aprueban, contra el 68% de hace un año).
Pintemos una línea vertical, con el lápiz sobre el papel, de arriba a abajo. Luego una línea horizontal, con el lápiz sobre el papel. De izquierda a derecha.
El Presidente, sus seguidores y su comprensión son como la línea vertical. Todo se entiende de arriba hacia abajo. No hay otro mundo más allá.
Los reclamos contra el paternalismo de las mujeres, le piden detenerse en su apreciación del mundo.
El desplome de la economía, la pandemia, los reclamos de los desplazados por la violencia, de los que han desaparecido, de las familias que han perdido, y siguen perdiendo, familiares a causa del crimen organizado también le gritan: Detente.
Pero no. Él va como aquel dicho de mi abuelita: Voy derecho y no me quito.
4.
La palabra evangélico tiene sus raíces etimológicas en el latín tardío evangelĭcus, que deriva del griego euangelikós, y en sus orígenes, fue utilizada solo como adjetivo derivado de la palabra evangelio.
En la actualidad, el término engloba a iglesias y creyentes herederos de la tradición cristiana instituida por la reforma protestante del siglo XVI y sus posteriores avivamientos,  por lo que incluye la mayoría de las confesiones de fe de inspiración cristiana excepto la Iglesia Católica, las Iglesias ortodoxas Autocéfalas y la Iglesia Copta.
El Presidente de México es evangélico. ¿Por qué, entonces, recurre a un Santo Católico parta que le ayude a salir de un trance?
5.
Cuando éste miércoles se le preguntó al presidente de México si Estados Unidos pidió a México limitar el flujo en la frontera, como lo acordó con Canadá, y sin que nadie le preguntara, tomó su cartera y mostró sus estampitas.
“El escudo protector es como el “detente” ¿Saben lo que es el detente verdad?
“El escudo protector es la honestidad, eso es lo que protege, el no permitir la corrupción”, expresó mientras le tomaban varias fotografías.
Después sacó otro “detente”, lo que dijo son sus “guardaespaldas”.
6.
La Organización Mundial de la Salud ha llamado la atención al gobierno de México para que tome medidas prudentes y correctas antes que la pandemia provoque, en México, casos similares los de Italia o España, donde los muertos se cuentan por cientos.
La respuesta del Presidente ha sido contraria: a la recomendación de mantener una distancia prudente entre personas, él ha respondido con mítines donde reparte besos. 
A la de evitar concentraciones, mandó a un subsecretario de salud a decir que el presidente será inmune pues su fuerza es moral, a lo que él mismo agregó: la fuerza es la Fe.
7.
Habrá que recurrir a todos los santos, invocaciones, conjuros y brujerías para detener la hecatombe que ese avecina. Claro, esto sólo antes que algún país, de los que han tomado con seriedad el asunto, descubra una vacuna y el presidente de México ofrezca comprarla… con estampitas religiosas.
La seriedad de un presidente vertical está en entredicho. Pudo argumentar, antes que sacar a sus Santos Protectores, que en México el sesenta por ciento de la economía está posada en los hombros de la economía informal.
Es decir: el sesenta por ciento de los jefes, o jefas de familia, salen a la calle para regresar con el sustento de cada día. Impedir que salgan a la calle a buscar la comida diaria sería como pedir a los mexicanos que mueran de hambre antes que del corona virus.
Imaginemos Acapulco, Zihuatanejo o Taxco, pilares de la economía de Guerrero, cerrar sus centros turísticos. La pandemia no sería por el virus, sino de hambre.
Éste argumento pudo usar el presidente. Pero prefirió invocar al Sagrado Corazón de Jesús
8.
Según el presidente, sus aduladores, aplaudidores, y fervientes militantes oremos para que el corona virus, o el hambre, no maten a los mexicanos.
Saquemos al “detente” que él mostró, hinquémonos ante el Sagrado Corazón de Jesús y recemos:
“Jesús mío dulcísimo, que en vuestra infinita y dulcísima misericordia prometisteis la gracia de la perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón nueve primeros viernes de mes seguidos: acordaos de esta promesa y a mi, indigno siervo vuestro que acabo de recibiros sacramentado con este fin e intención, concededme que muera detestando todos mis pecados, creyendo en vos con fe viva, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén.
9.
Aunque, lo mejor, sería que el presidente detenga su iluso mundo raro y ponga los pies en la tierra.
 QUE CONSTE
Las fotos hablan más que mil palabras. Durante la visita del presidente de México a la Costa Chica, además de repartir besos y abrazos, saludó a sus amigos:
a)El equipo de prensa de Adela Román quiso manipular una foto donde el presidente la abraza y ambos sonríen. Un video posterior demostró que, en realidad, el cabecita de algodón la apartó del camino y jamás le sonrió. Tache para los mentirosos.
b)Detrás de la valla, entre la plebe, el senador Félix Salgado Macedonio presumió la foto cuando el peje le sonríe y le empuja la cabeza hacia abajo, como si le diese una bendición al estilo papal.
c)Luis Walton Aburto evidenció que sí es amigo del presidente. Fuera de la valla, con gafete oficial de la presidencia de México, teniendo como testigo al gobernador de Guerrero, es saludado con tronador saludo por el mismísimo presidente. Ambos sonríen.
d)Y una de miones: Don Pablo Amilcar Sandoval fue hecho famoso por ser valla de una miadita. Encabezó a un convoy de al menos diez camionetas, de donde bajaron fúricos morenos convertidos al negro que llega a orado, para amenazar a fotógrafos de modestos medios digitales. NO querían que retrataran la miadita del Mesías, quien bajo a orilla de la carretera a hacer lo que todos. ¿Así cómo, pues? Detente, les dijeron.
e)    Mejor les hubiesen sacado la estampita del Sagrado Corazón de Jesús.

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