lunes, 29 de agosto de 2022

Compartiendo Diálogos conmigo mismo



EL DISCERNIMIENTO 


(Sin la sabiduría del discernimiento, nada toma sentido y todo se desfigura. Deformada la conciencia, nos desnutrimos de sentimientos y perdemos la esperanza para reorientarnos. Convertidos en marionetas, a merced de las tendencias del momento, hay que reconvertir el carácter. Porque, escuchar la voz del alma, es lo sensato para ponerse en camino y fortalecerse). 



I.-  CÓMO DIGERIR LA APTITUD 


Reconocernos y conocernos es vital; 

lo que requiere espacios de silencio,

para entrar en visión con uno mismo; 

dejándose acompañar de la soledad, 

para componer y recomponer el ser.


La mejor capacidad, radica en verse 

y en moverse, con la destreza viva; 

de acoger la luz y recogerse en ella, 

de manera que la realidad reluzca, 

en su vocación de dones para todos.


No hay mayor anhelo que quererse, 

para poder amar y sentirse amado; 

pues practicar el corazón a corazón,

es lo que nos hace sonreír cada día,

antes de que los llantos nos lapiden. 



.II.- CÓMO DESCIFRAR EL MOMENTO 


Somos dueños del instante preciso, 

aunque el tiempo pertenece a Dios, 

que es quien nos otorga la fortaleza, 

y el empeño necesario para vivirlo, 

pues cada ser labra su propio ciclo. 


Lo importante es penetrar en uno, 

ahondar en la nívea contemplación, 

no dejarse engañar y perseverar, 

en la adecuada y justa orientación, 

de conducirnos y de reconducirnos. 


Cada época tiene su singular andar, 

lo que nos requiere morar atentos, 

para enmendar caminos andados,  

y perfeccionar los pasos ya dados, 

de reparar y reprender al culpable. 


III.- CÓMO PERCIBIR LAS TENTACIONES 


Contra el trance de adormecernos, 

de dejarnos aletargar la conciencia, 

es ineludible permanecer en guardia, 

para saber discernir las situaciones: 

de cubrir el bien y descubrir el mal. 


Practicar el ejercicio de quererse, 

sentirse vivo de amor y cultivarlo, 

ejercitar el examen de la voluntad; 

es un modo de crecer y de abajarse, 

de no caer en turbaciones anímicas.


La ira del maligno siempre vuelve, 

nunca se debilita de persuadirnos; 

nos fascina la capacidad de seducir, 

hasta el extremo, que hay que pedir

al Señor, el don de no anestesiarse.



Víctor Corcoba Herrero

corcoba@telefonica.net

26 de agosto de 2022.

#QuédateEnCasa🏡💙

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