Arturo Ríos Ruiz
CDMX, 21 de sep. 2022.- El 20 de agosto de 1967, en la esquina de la avenida Ejido y Calle 6, sucedió una de las matanzas que marcó la historia de Acapulco y del estado de Guerrero: se le conoce como “Masacre de La Coprera”.
Se disparó contra cientos de personas que acudían a la sede de la Unión de Copreros para participar en una asamblea regional donde se discutiría el futuro de la organización. Hubo 35 fallecidos, y 150 heridos.
En los 70s, la producción de coco y derivados cobró auge en México. En Guerrero la extensa producción fue acaparada para su mercadeo por los caciques y empresarios que acopiaban la compra y la pagaban a precios bajos.
Los ejidatarios se inconformaron y denunciaron el abuso e intentaron el control en la Unión Regional de Productores de Copra del Estado de Guerrero, por uso indebido de recursos y contra un impuesto los productores.
César del Ángel, encabezó la demanda para destituir a Jesús Flores Guerrero y elegir una nueva dirección y suspender el impuesto de 13 centavos por kilo de copra, se cobraran tres centavos y sería el 20 de agosto en el edificio de la Unión.
La respuesta no se hizo esperar, la dirigencia electa se atrincheró en el edifico el mismo día del congreso, realizaron acopio de armas, y contratación de asesinos profesionales, la masacre estaba planeada. Los gatilleros abrieron fuego contra 800 productores desarmados. Extracto del escrito de Jorge Salas Pérez, Presidente de la Unión Mercantil de Productores de Coco y sus Derivados de Guerrero.
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