martes, 25 de octubre de 2022

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Siempre se ha dicho que la belleza salvarรก al mundo, ¿pero nosotros seremos capaces de salvar la hermosura que nos engrandece? Quizรกs tengamos que volver al territorio del verso, ahondar en nuestros interiores, ponernos en guardia con el corazรณn siempre dispuesto a donarse, situarnos en nuestras poรฉticas raรญces y dejarnos asombrar por el espรญritu creativo. Esta belleza interna, que innata nos cohabita, debe ser no sรณlo difundida, tambiรฉn defendida. Porque si en verdad somos almas sensibles, tenemos que estar vigilantes, pues el futuro es de todos y de nadie en particular. Tampoco es cuestiรณn de comerse con los ojos la propia efigie personal, sino la de hacer del camino una donaciรณn hacia el anรกlogo que nos acompaรฑa. Lo importante es ponerse en acciรณn, salir de uno mismo, crecerse y recrearse compartiendo, abriรฉndonos a la acogida, sobre todo de los mรกs desfavorecidos, que tambiรฉn forman parte de la familia humana.

En efecto, mal que nos pese, defendiendo la belleza tambiรฉn estamos asegurando nuestro futuro comรบn. En

este sentido, nos llena de alegrรญa que desde la fundaciรณn de las Naciones Unidas, el desarme y el control de armamentos hayan desempeรฑado un papel esencial en la prevenciรณn y en la resoluciรณn de las crisis y los conflictos armados. Desde luego, toda esta atmรณsfera de tensiones y peligros que estamos atravesando desfiguran la belleza, nos deshumanizan por completo, llevรกndonos a un espacio de absurdas luchas entre sรญ. Sin duda, hay que repensar las situaciones, activar liderazgos coherentes y honestos a travรฉs del diรกlogo sincero, que fomente el รกnimo del legรญtimo abrazo. Hay que practicar con el alma, nunca con las armas. Indudablemente, el mejor ejercicio va a radicar en proteger nuestra casa comรบn y a sus moradores, adoptando otros estilos de vida mรกs comprensivos y respetuosos con toda existencia.

Continuar anclados en el pasado destructivo de las contiendas es no haber aprendido la lecciรณn de embellecernos. Hasta ahora estamos fallando en todo. No se puede educar รบnicamente vertiendo contenidos,

endiosรกndonos egoรญstamente, hay que estimular otros dones mรกs sublimes, como es el latir conjunto que es el que acrecienta el fuego de la belleza que jamรกs caduca, y que suele comenzar con la sabidurรญa de esas gentes, ancianos, que son capaces de dar evidencia a la juventud. Pensemos en esas tertulias literarias, filosรณficas, familiares; donde se cultiva la alianza de los mayores y los nacientes, de los experimentados con los seres en aprendizaje. Procuremos que este vรญnculo en ningรบn tiempo se corte. Los viejos podremos indicar que la acumulaciรณn excesiva y el comercio ilรญcito de armas convencionales arriesgan la paz, pero los jรณvenes tambiรฉn podrรกn decirnos y complementarnos, que las tecnologรญas nuevas aplicadas a las armas, arriesgan la seguridad mundial.

Son esa conjunciรณn de fortalezas vivientes, las que han de impedir que la belleza se desmorone. Por consiguiente, urge ponerse en labor, trabajar con otro innovador talante y otros talentos mรกs artรญsticos, para que resplandezca la pasiรณn por lo armรณnico. La primera tarea salta a la vista: El desarme ha de volver al centro de nuestros afanes y desvelos comunes. Es lo prioritario. Hemos de lograr un mundo libre de armas nucleares cediendo sonrisas cada dรญa, revitalizando otros aires mรกs puros que nos den oxigeno y vida, manteniendo el equilibrio del soรฑador y no del guerrero, que se fortalece vertiendo veneno por todo el ciberespacio. Apremia, pues, revitalizarse sin obsesionarse por el consumo, involucrarnos cada cual desde su hรกbitat, animarse y reanimarse continuamente, por el deseo de aprovechar lo que nos realza, y que es nuestra capacidad de servir a las personas, de ayudarnos y de reencontrarnos mutuamente. No perdamos la oportunidad de salvar el mundo, de salvarnos a nosotros mismos.

corcoba@telefonica.net

23 de octubre de 2022


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