viernes, 30 de diciembre de 2022

𝗔𝗹𝗴𝗼 𝗠á𝘀 𝗤𝘂𝗲 𝗣𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀




𝘾𝙤𝙢𝙚𝙣𝙘𝙚𝙢𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙉𝙪𝙚𝙫𝙤


"𝘌𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘮á𝘴 𝘵𝘦𝘮𝘦 𝘭𝘢 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘴 𝘥𝘢𝘳 𝘶𝘯 𝘱𝘢𝘴𝘰 𝘯𝘶𝘦𝘷𝘰, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘦𝘭 𝘪𝘯𝘪𝘤𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘥𝘪𝘧𝘦𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘵𝘪𝘦 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥𝘮𝘱𝘰, 𝘥𝘦𝘣𝘦𝘳í𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘦𝘯𝘵𝘰𝘯𝘢𝘳 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪é𝘯 𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘭𝘦𝘯𝘨𝘶𝘢𝘫𝘦𝘴, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘥𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘳𝘢𝘻ó𝘯”.

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𝒱í𝒸𝓉ℴ𝓇 𝒞𝒪ℛ𝒞𝒪ℬ𝒜 ℋℰℛℛℰℛ𝒪/ ℰ𝓈𝒸𝓇𝒾𝓉ℴ𝓇 ℰ𝓈𝓅ℴ𝓁       

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 Es el momento de los buenos deseos, de alumbrar nuevos horizontes con el alma serena y la confianza puesta en el futuro, de hablar claro y profundo a la hora de formular la seguridad de la genealogía humana, conciliando y reconciliando pulsos y latidos; y, así, poder sostener la lámpara de los días, para ver claro e indicar el buen camino a tomar. Nos toca comenzar de nuevo con los dones de la clarividencia, con el tesón y la fortaleza necesaria, para no derrumbarse y alcanzar cuanto antes la meta de la concordia. Lo importante es avivar los sentimientos, acogerse y renovarse, formar parte de esa entrega justa y efectiva de asistencia humanitaria. Desde luego, nunca es tarde para cambiar de ruta y estar en disposición de donarse, dejando atrás la lógica del egoísmo y de la violencia, si en verdad queremos reconstruir juntos la verdadera civilización del amor. Amar, sin duda, es nuestra gran asignatura pendiente. Debemos aprender a hacerlo. Nos lo merecemos como ese sol que nace cada día.

Ciertamente, nos incumbe a todos, en este rumbo existencial, salvar vidas. En todos los continentes hay multitud de desastres, muchos de ellos causados por nosotros mismos, por nuestros propios sistemas de relación o de actividad humana. Ahora bien, nunca es tarde  para enmendar situaciones. Siempre se ha dicho: querer es poder. Pongámoslo en práctica,  y aunque los científicos coincidan en observar que el clima está cambiando en todos los rincones del planeta, o percibamos como las contiendas se extienden por el mundo, no podemos cerrar los ojos a ese espacio silvestre que nos ha regalado incalculables beneficios para la salud,  ni tampoco tapar los oídos al grito de esa gente que sufre bajo las bombas, o dejar de extender la mano para brindar un trozo de aliento a tanta gente desfavorecida, necesitada de pan, pero también de abrazos. Es verdad que lo que más teme la gente es dar un paso nuevo, pero con el inicio de un diferente tiempo, deberíamos entonar también otros lenguajes, como el del corazón.

Sea como fuere, no tenemos tiempo que perder. Hoy más que nunca necesitamos regresar a ese espacio armónico, lo que nos exige abrirnos a la verdad, que es lo que nos imprime la verdadera paz consigo mismo. En efecto, las huellas pasadas  nos dejan en herencia, sobre todo, un aviso: Con la guerra, la humanidad en su conjunto, es la que pierde. Ojalá aprendamos a rectificar, y en este inicio de temporada anual, hagamos el propósito de garantizar el respeto de la dignidad de la persona y sus derechos inalienables. Habrá quietud en la tierra, si en verdad sabemos redescubrir nuestras originarias raíces, la de ser una sola familia, irradiada bajo el abecedario de una morada y un morar, fundado en los valores de la justicia, la igualdad y la solidaridad. Por eso, es vital un cambio radical de configuración; ante todo debe prevalecer el bien de la sociedad y no el bien particular de un determinado poder dominador, que todo lo concreta en batallas inútiles.

En este sentido, resulta obligado interrogarse, cada cual desde su interior, sobre este cotidiano sufrimiento humano, que lo hemos hecho habitual en nuestras vidas. Evidentemente, tenemos que rebelarnos, cultivar otras expresiones, sentir otros respetos y encauzar el peso de la angustia y de la soledad, con otro espíritu más celeste que mundano. Seguro que lo podemos conseguir. Lo único que nos hace falta es ejemplarizar nuestros andares, sobre todo si queremos superar los inhumanos componentes que, para desgracia de todos, se laboran en favor de contiendas absurdas, de veras crueles. Tan solo, el espíritu apaciguador aminora las fuerzas de la división, uniendo a los débiles y a los fuertes en la senda de la confluencia, a través de un horizonte en diálogo responsable y sincero. Al fin y al cabo, lo importante es encontrar soluciones para entenderse y, al tiempo, poder sumar fuerzas para garantizar la seguridad y el bienestar de todos, que es lo que verdaderamente nos injerta tranquilidad en el paisaje viviente.

Nuestra singular esperanza está en encontrar esa cuna de vida y de amor, que acrecienta la filiación natural, de la cual germina un sosiego firme y duradero, sobre los cuales se funda y apoya el hacer hogar y el sentirse comunidad, sabiendo que el respeto es la base de todo. Tal vez sea el momento oportuno de emprender de nuevo a retomar alianzas de luz, cuando menos para combatir esta penumbra de desigualdades que soportamos como especie, y, de este modo, poder lidiar con esa multitud de atmósferas injustas, que arrojan densas nubes de conflictos sobre nuestro particular itinerario. Además, el peligro de que aumenten los países con armas nucleares ha de suscitar en todo ser responsable una fundada preocupación, que nos llama a replantar los valores y principios de la ONU. Aquel que pase, por consiguiente, de aplicar nuevos remedios, hallará muchos más males en su trayecto, porque el tiempo por sí mismo nos insta a innovar siempre, para sanación del árbol viviente al que todos pertenecemos.


corcoba@telefonica.net

28 de diciembre de 2022

#QuédateEnCasa🏡💙

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