La Noche Buena y Navidad, cultura popular



𝒞é𝓈𝒶𝓇 𝒢ℴ𝓃zá𝓁ℯz 𝒢𝓊ℯ𝓇𝓇ℯ𝓇ℴ


El desarrollo de los pueblos permite también aceptar la existencia de nuevos modelos de convivencia humana que, a pesar de las arraigadas tradiciones y costumbres, hacen que el ser humano haya pasado a formar parte de una sociedad consumista.  
Muchas veces sin proponérselo.                        
Aún recordamos como en la época de los sesentas la mayoría de la población rural carecía de los servicios públicas elementales como energía eléctrica, carreteras, agua potable, transporte, etc. y la familia dentro de la marginación social, vivía en la tranquilidad, sin la problemática que hoy existe.
Por supuesto, en las zonas urbanas, donde la gente disfrutaba de casi todas las comodidades, se conocían y aprendían las modernas celebraciones de la Noche Buena y Navidad.          
Fue así como nosotros pasamos de aquellos festejos humildes y sin lujos, a los que hasta ahora nos ha llevado el tiempo, hasta el surgimiento de "santaclos" y los "caros" regalos.      
Antes, en las comunidades rurales prevalecía el fervor religioso en lugar de las celebraciones ostentosas y comercialistas; antes se disfrutaba más la convivencia familiar que los platillos con abundantes alimentos. Antes, la Noche Buena y Navidad significaba respeto, disciplina y fé.              
Hoy la Noche Buena y Navidad parece ser una competencia de luces, cenas, regalos, música, bebidas, estrenos, belleza y arreglos en general.          
Atrás quedaron los modestos nacimientos de cajas de cartón o madera, los naturales arbolitos con ramas adornadas con "bolitas" de algodón y el colorido de tiras de papel china.           
Atrás han quedado los cánticos de los auténticos "peregrinos" "pidiendo posada".           
Atrás quedaron los modestos brindis que al grito de "Feliz Navidad" se realizaba en los tradicionales bailes populares en las canchas públicas del pueblo.        
Atrás quedaron los "reservados de mesa" ocupados por familias reconocidas y de prestigio en el pueblo.  
También se ha olvidado la tradicional asistencia a la misa, así como la solemnidad protocolaria de la Cena.
En fin, la celebración de la Noche Buena y Navidad, aquí y en la mayoría de los pueblos es una tradición y costumbre que se debe rescatar e inculcar a las nuevas generaciones con todos sus rituales que a través de los años nos enseñaron nuestros padres.        
Es parte de la herencia cultural universal que se debe fortalecer todos los días.
¡¡Van nuestros mejores deseos para las familias guerrerenses!!

#𝗤𝘂é𝗱𝗮𝘁𝗲𝗘𝗻𝗖𝗮𝘀𝗮. 🏡 💙

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