𝗗𝗲 𝗱𝗲𝘀𝗮𝘆𝘂𝗻𝗼𝘀 𝘆 𝗿𝗲𝗰𝘂𝗲𝗿𝗱𝗼𝘀

Elino Villanueva González

Una de las épocas más bonitas de la infancia fue cuando nos tocó ayudar en la casa de los abuelos. Fuimos algo así como por turnos, de dos en dos, de acuerdo con la edad, y me correspondió el segundo, con mi hermano menor, vaya privilegio, más o menos tres años, antes de salir a la secundaria y a enfrentar la vida. Otro día y en otra entrega les describo la frugalidad de una mesa en el comedor cocina de la casa mayor, repleta y rebosante de manjares y delicias del campo, donde las tías no te dejaban comer ni por equivocación una tortilla que se hubiera enfriado tantito, bajo el pretexto de que "ya se había entiesado", y te entregaban una nuevecita y vaporosa, recién salida del comal o del brasero, con la barriga levantada para que se la aplastaras. Por hoy sea suficiente con desearles una feliz semana, llena de bendiciones y de éxitos, mientras iniciamos el día con un riquísimo chilito de olanes de queso de cincho con huevos de rancho, muy semejante al platillo memorable de aquellos tiempos idos, con tortillitas hechas a mano en comal de barro encalado, bajado con un buen jarro de canelita acompañado de una semita de requesón con piloncillo de tamaño regular. Sí, pues...

#𝗤𝘂é𝗱𝗮𝘁𝗲𝗘𝗻𝗖𝗮𝘀𝗮. 🏡 💙