𝗟𝗲𝗰𝘁𝘂𝗿𝗮 𝗣𝗼𝗹í𝘁𝗶𝗰𝗮

Noé Mondragón Norato

𝙕𝙖𝙣𝙘𝙖𝙙𝙞𝙡𝙡𝙖𝙨 𝙢𝙤𝙧𝙚𝙣𝙞𝙨𝙩𝙖𝙨 𝙚𝙣 𝙚𝙡 𝘾𝙤𝙣𝙜𝙧𝙚𝙨𝙤 𝙡𝙤𝙘𝙖𝙡

Como en la cultura del más viejo PRI, el dirigente nacional del Morena, Mario Delgado Carrillo acaba de dar su respaldo político a la presidenta de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso local, Yoloczin Domínguez Serna. Literalmente a ciegas y sin reparar en los últimos hechos de nepotismo perpetrados por la legisladora morenista, Delgado Carrillo confirmó lo que es un secreto a voces: lejos de ser combatida, la corrupción es avalada con firmeza en el Morena. Y el Congreso local está saturado de fuertes destellos de lo anterior. Basta con rastrearlos.

𝘾𝙊𝙉𝙂𝙍𝙀𝙎𝙊: 𝙊𝙇𝙊𝙍𝙀𝙎 𝙁É𝙏𝙄𝘿𝙊𝙎. – Hay varios hechos que destilan corrupción e irregularidades en el Congreso local bajo la conducción de los dos últimos presidentes de la Jucopo pertenecientes al Morena. Se lee así: 1.- Alfredo Sánchez Esquivel fue el anterior diputado de ese partido que estuvo al frente de la Jucopo. Salió de esa posición en medio de un fuerte escándalo: la demolición de la biblioteca del Congreso local y su reconstrucción valuada en 10 millones de pesos. Alfredo se ha defendido, pero no ha explicado convincentemente por qué aceptó una lujosa residencia que le habría “regalado” la constructora encargada de esas obras. Ni ha intentado regresarla. Ninguna auditoria lo alcanza. Por complicidad o conveniencia política para el Morena. Y si hoy el dirigente nacional de esta última agrupación política amenaza con “expulsarlo del partido por violencia de género contra Yoloczin”, en realidad esa probable expulsión estaría relacionada en el fondo, con las millonarias irregularidades financieras no aclaradas fehacientemente por el ex titular de la Jucopo. Con un plus adicional: Alfredo se atrevió a desafiar al senador Toro, arañando la posibilidad de convertirse en candidato a senador por el Morena en la próxima elección federal de 2024. Y por esa razón fue desplazado de la Jucopo. Hoy Mario Carrillo lo quiere jubilar, en definitiva, del Morena. Para darle una oportunidad “decorosa” de ya no escarbar en sus corruptelas y dañar más al Morena. En cierto modo, Alfredo Sánchez se tornó un personaje incómodo para la vasta red de intereses de poder que subyacen en el Congreso local. Pero la corrupción no acabó ahí. Siguió con Yoloczin. 2.- A cuatro días de su toma de protesta como presidenta de la Jucopo, Yoloczcin le tomó protesta como titular de la Auditoria Superior del Estado (ASE) al ex priista César Paris Peralta Hidalgo, quien es además, cuadro político del exgobernador Héctor Astudillo. Mandó con ello, un pésimo mensaje para los votantes del Morena quienes le otorgaron un cheque en blanco por el cambio, que al final, fue más de lo mismo. Eso no fue todo. Empoderada y sin evaluar a fondo su responsabilidad no solo como legisladora “de izquierda”, sino como agente de transformación de la cultura anquilosada priista, tomó decisiones polémicas. En el Diccionario de Política, el finado estudioso italiano Norberto Bobbio, define tres lastres de la corrupción política: el tráfico de influencias, el peculado y el nepotismo. Ignorando todos ellos, a Yoloczin le dio por aplicar el último. Y así, en complicidad con la titular de la Secretaría de Salud, Aidé Ibárez Castro, impuso como jefa de enfermeras del Hospital General de Chilpancingo, a su prima Tania Serna Maciel. Lo cual por supuesto, generó alteraciones y movilizaciones de su contraparte, la dirigente sindical priista Beatriz Vélez Núñez, quien percibe esas posiciones como parte de su feudo sindical. Al interior del recinto legislativo Yoloczin hizo, además, alianzas soterradas con los coordinadores de bancada priista Héctor Apreza y con el perredista Bernardo Ortega, como parte de los “arreglos” internos para mantener quieta la protesta “opositora”. Por eso, cuando le brotaron inconformidades de trabajadores que bloquearon el Congreso por un supuesto hostigamiento laboral, la titular de la Jucopo se la endosó de manera natural al personaje que le está haciendo contrapeso: su compañero de bancada legislativa, Alfredo Sánchez Esquivel, cuyo sindicato inconforme se fundó cuando él era presidente de la Jucopo. Como se ve, el Congreso local bajo la conducción morenista huele muy mal. Apesta.

𝙃𝙊𝙅𝙀𝘼𝘿𝘼𝙎 𝘿𝙀 𝙋Á𝙂𝙄𝙉𝘼𝙎 …Al disparo sistemático de la violencia por casi toda la entidad, el secretario general de Gobierno, Ludwig Marcial Reynoso, responde con discursos que están alejados de la realidad. Como eso de que “ya se recuperaron territorios”, o “hay entre 16 y 18 células delictivas en Acapulco y por eso se dificulta su combate”. Peor todavía: sostiene que “estamos trabajando y asumimos nuestra responsabilidad”. Y quiere involucrar a la sociedad civil que no cuenta con presupuesto para hacerles frente y padece los embates de los grupos delictivos. Lo cierto es que Ludwig no está trabajando como asegura. Los nulos resultados al respecto se lo recuerdan todos los días.

#𝗤𝘂é𝗱𝗮𝘁𝗲𝗘𝗻𝗖𝗮𝘀𝗮. 🏡 💙