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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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Jamรกs hay que pactar con los dislates, salgamos de ellos sin temor a equivocarnos. Lo importante radica en levantarse de las caรญdas, en dejarse de torturar, pero en tomar el camino correcto, utilizando la cรกtedra viviente para poder seguir adelante, recordando andares vividos, descifrando pasos y creciendo humanamente. Sabemos por experiencia que, รบnicamente quien sabe reconocer los desaciertos, se vuelve comprensivo y no hace de los caminos un tormento. Seguramente tendremos que repensar mucho mรกs lo que hacemos, tener clemencia con todo y hacia todos, porque nadie estamos libres de nadar en el terreno de la confusiรณn. Por eso, es fundamental escuchar en el silencio la voz de la conciencia, tener tiempo para nosotros mismos, rehabilitarnos y no degradarnos, como consecuencia de prรกcticas sistemรกticas que nos amortajan el corazรณn.
Lo sustancial radica en trabajar nuestros interiores, en abrirnos y en no levantar celdas que nos restrinjan los sueรฑos, en atendernos mutuamente y en entendernos con la propia mirada del alma. Lo peor no estรก en cometer el desliz humano, sino en tratar de justificarlo, en lugar de aprovecharlo como llamada y, asรญ, poder enmendar nuestra ligereza o ignorancia. La cuestiรณn, pues, no reside en martirizarnos. Es un error practicarlo y un pavor cultivarlo. Desde luego, hay que desmantelar y transformar los sistemas que permiten la tortura. Estamos llamados a salvaguardarnos unos a otros, a ocuparnos y a preocuparnos por nuestro diario existencial. Lo normal es que caigamos en los equรญvocos, pero cuando se ha errado, lo sensato es corregirse y no obstinarse. Sin duda, hoy mรกs que nunca, tenemos que reencontrarnos, encontrar la valentรญa de quitar la mรกscara y hallar el valor de transformarse.
Indudablemente, los cambios no son nada fรกciles, nuestra debilidad es grande. Este mundo nos ahoga, tambiรฉn nos acosa con mil adicciones absurdas; y, ademรกs, contamos con un alto nivel de impunidad que persiste en los casos mรกs pavorosos de sufrimiento. La propia pasividad mundana, muchas veces se convierte en un suplicio. De ahรญ, lo necesario que es el apoyo de ayudas y servicios precisos, orientados al respeto de la dignidad o de la identidad, en un contexto de generosidad y entrega. Para desgracia nuestra, vivimos en un orbe preso de opresiones, de mujeres y hombres perseguidos, a travรฉs de asentamientos que nos esclavizan y acongojan de injusticias, que nos dejan sin fuerza y sin palabras. No es fรกcil ser libre hoy, y mรกs cuando hemos perdido la moral para corregir los continuos traspiรฉs de nuestros impulsos.
Nuestra propia biografรญa se repite. Este es uno de los tropezones de nuestro acontecer diario, que nos aflige en cualquier esquina, y que en cuantiosas ocasiones no sabemos quitarnos. En efecto, tenemos que saber perdonar los desaciertos. Sea como fuere, es menos diabรณlico zarandearse en la vacilaciรณn que reposar en el despropรณsito. Lo sustancial es terminar con los tiempos de impunidad y dar comienzo a una era de responsabilidad, con lo que ello supone de sanaciรณn de heridas y de examen de nuestros sentimientos. Desde luego, no hay mejor consolaciรณn que hacer frente a las falsedades con hechos autรฉnticos, activar el compromiso de la acciรณn previo detener el discurso del odio y no culpar a los demรกs de nuestros traspiรฉs. Jugar limpio, desde una รฉtica global de solidaridad y cooperaciรณn, es crucial para no cometer las mismas ruinas del pasado.
Es verdad que, con la aurora, se nos insta a un nuevo despertar. Sin embargo, nuestra presencia estรก repleta de traiciones; y, cada cual consigo mismo, debe ingeniรกrselas para no crucificarse en sus propias cruces, comenzando por mantener a raya el horror, el abatimiento y el aislamiento. Precisamente, en cada instante se nos exhorta a entrar en el campo de batalla con la garantรญa de progresar, nunca de retroceder, sabiendo que todo comienza desde su propia persona. Al fin y al cabo, lo trascendente es acabar reconociendo en el enemigo el rostro del hermano. En consecuencia, el abecedario armรณnico germina como un compromiso constante en el tiempo. Ha de ser, por otra parte, un trabajo constante y paciente que busca la verdad y rebusca la justicia, que es lo que incentiva el bien comรบn. Fuera, pues, los espantos que nos desmoronan hacia un precipicio aterrador, aunque yo prefiero los resbalones de locura a la flojedad de la sabidurรญa, sabiendo que a la paz se le abraza cuando se la desea.
corcoba@telefonica.net
28 de junio de 2023.
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