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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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 Cuesta concebir, despuรฉs del camino recorrido hasta ahora, que no tengamos aรบn aprendida la lecciรณn de relaciones y vรญnculos. Para ningรบn ser humano es saludable esta atmรณsfera tenebrosa, con su ciclo de venganzas y de derramamiento de sangre. Sea como fuere, hemos de tener claro, que no podemos continuar en conflicto permanente, dominados por la competiciรณn y los antagonismos, con las mayores esclavitudes jamรกs sufridas o con la siembra de castigos colectivos que son crรญmenes de guerra, al igual que la toma de rehenes. Me quedo con lo que dijo Remas, un niรฑo de doce aรฑos a UNICEF: “Por supuesto que tenemos miedo. Somos niรฑos. ¿Quรฉ culpa tenemos? Nos obligaron a venir a refugios, donde no hay agua, ni comida, ni colchones. Tenemos que dormir en el piso frio”. ¡Cuรกnta verdad en sus palabras! Habla el corazรณn y debiรฉramos repensar estos escenarios. Que no gobierne la ley del mรกs fuerte, que la parte dominante deje de ser dominadora; y se ponga a servir otros abecedarios mรกs del espรญritu que del cuerpo, porque lo armรณnico tampoco germina de la injusticia social. Ademรกs, suprimamos fronteras, abandonemos frentes.
 Hay que cultivar la cultura del abrazo leal, con la mano extendida y en guardia fijamente, si en verdad queremos aminorar la multitud de tensiones mundiales que nos asolan cada amanecer, por cualquier rincรณn del planeta. A poco que nos adentremos en los enlaces humanitarios, y surquemos el nido como estirpe compasiva, ordenaremos las diferencias y la concordia comenzarรก a sonreรญr por todos los caminos. Dejemos la polarizaciรณn Norte-Sur y Este-Oeste, y activemos el espรญritu fraternal como lenguaje, en vez de las confrontaciones, que lo รบnico que originan son calvarios y muertes. Ojalรก aprendamos a querernos con el alma, algo tan esencial y bรกsico que tampoco hemos aprendido a llevarlo a la prรกctica entre anรกlogos. No existe ser humano que no se sienta aliviado cuando reina en su interior la quietud. Expandamos, pues, las saludables vibraciones de la conciliaciรณn entre nosotros. Comencemos por nuestro propio hรกbitat mรกs cercano. Ante todo, son las personas con sus actitudes quienes tienen que cambiar, y esto demanda una renovaciรณn: la de hacer familia y ser hogar. 
 Estรก claro que para reconstruirnos como humanidad, hemos de tomar otros caminos mรกs autรฉnticos, despojados de ideologรญas o de sistemas econรณmicos interesados. La visiรณn y la mentalidad de este momento, cuajada de polรญticas contaminantes, donde impera la codicia del poder en lugar de la capacidad de servicio a los demรกs, tenemos que transformarla, por un aire mรกs acorde socialmente, de bienestar y realizaciรณn plena, con una apertura a compartir y a colaborar con todos, en un desvelo de mutua confianza. El diรกlogo sincero ayuda a conseguir este objetivo, no cabe duda. Encerrarnos en nuestras miserias, por puro egoรญsmo, tiene muy mal talante. Precisamente, ahora que estamos en la nueva era tecnolรณgica, podemos hacerlo con una contemplaciรณn global responsable, desde la predicciรณn y la respuesta a las diversas crisis, hasta el despliegue de servicios. Los robots de construcciรณn eficientes, por ejemplo, podrรญan ayudarnos a preparar otros entornos mรกs ecolรณgicos y seguros. Tambiรฉn las distintas plataformas digitales pueden acercarnos, siempre que se aprovechen de forma cabal y sean accesibles para todos.
 Constantemente se ha dicho, “que hablando se entiende la gente”; pues sรญ, el justo camino para un linaje mundializado, nos exige que reine la alianza y la justicia sin fronteras entre todos los municipios y continentes. La invocaciรณn a mostrarse de acuerdo, con la unidad de la rama benigna, es fundamental para nuestro innato compromiso sistรฉmico. Esto debe hacernos reflexionar, comenzando por reencontrarnos a nosotros mismos. Hallados entre sรญ, se sustituirรกn las intranquilidades del pasado por los lazos del acuerdo. Indudablemente, cuando uno aprende a reprenderse a sรญ mismo, tambiรฉn se ejercita en el respeto hacia todo ser humano, considerando los autรฉnticos valores y las culturas de sus semejantes, valorando la legรญtima autonomรญa y la autodeterminaciรณn del otro, mirando mรกs allรก de nosotros mismos para atender y entender lo bueno de unirse y reunirse, contribuyendo de este modo a construir espacios habitables, tanto en ciudades como en el รกmbito rural, a travรฉs de iniciativas de poblados gemelos o redes de vecindad. Lo sustancial es crear nexos y no separaciones. Al fin y al cabo, nos necesitamos juntos y en paz.
corcoba@telefonica.net
29 de octubre de 2023.-

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