lunes, 30 de octubre de 2023

𝗟𝗮 𝘁𝗿𝗮𝗴𝗲𝗱𝗶𝗮 𝗱𝗲 𝗔𝗰𝗮𝗽𝘂𝗹𝗰𝗼


Fernando Hinterholzer Diestel

Destrucción, inundaciones, rapiña, 39 muertos y 4 desaparecidos (cifras oficiales, debe haber muchas más), miles de personas sin un techo para dormir, y miles de millones de pesos en daños a la infraestructura acapulqueña, es el trágico saldo del devastador huracán "Otis" en Acapulco. Pero lamentablemente no es la fuerza de la naturaleza, la causante de que una depresión tropical se haya transformado rápidamente en un súper huracán categoría 5. Somos la humanidad entera la responsable de la catástrofe hidrometeorológica sucedida el pasado miércoles en costas guerrerenses. Los habitantes del “planeta azul” somos los responsables de los desastres ocurridos en nuestro planeta en los últimos 50 años. Y, todo por el cambio climático. Los científicos del clima tienen más de dos décadas señalando el ecosidio que provocamos al medio ambiente que, de no detenerlo, sucederían catástrofes en diversas partes del planeta. Cuántas veces hemos escuchado que las ciudades costeñas se inundaran, y no podrían habitarse nunca más. O que la fuerza de fenómenos naturales como los huracanes se multiplicarían y todo a causa del calentamiento de los mares. Por un lado, sequías e incendios. Por el otro, diluvios y aluviones. El planeta Tierra lamentándose por el cambio climático que es el resultado de la actividad económica de ocho mil millones de seres humanos. Inverosímil que todavía existan personajes de la política, que nieguen el cambio climático y sus consecuencias. México es uno de los países más vulnerables al cambio climático. “Entre 2000 y 2022, 6.2 millones de mexicanos fueron afectados por tormentas tropicales y huracanes, 2.5 millones fueron impactados por sequías y 3.6 millones fueron asediados por inundaciones, de acuerdo con el informe publicado por un grupo de científicos estudiosos del cambio climático en septiembre de 2023”.
La devastación en Acapulco es total. El puerto y sus alrededores están destruidos. La tragedia destrozó a la ciudad más habitada e importante de la entidad guerrerense, en donde más del 40% de sus ingresos forman parte del PIB estatal. El efecto a las finanzas será terrible, con miles de desempleados del sector turístico, las pequeñas y micro empresas también cerradas, será un verdadero caos en la economía local. La magnitud del desastre también ha exhibido, la incompetencia de las autoridades locales y estatales y ha rebasado a los equipos de rescate que se encuentran en la zona. La falta de recursos y logística adecuada han complicado la tarea de llegar a las zonas más afectadas, y la preocupación crece por los sobrevivientes atrapados en medio de esta catástrofe. El huracán tomo a las autoridades desprevenidas ante un fenómeno de esta magnitud y no reaccionaron con oportunidad. El impacto del meteoro, categoría 5, empieza a mermar ya la popularidad de López Obrador en Guerrero a quien han señalado como “omiso” (acuérdate de Ayotzinapa María bonita) por considerar que subestimó la fuerza del meteoro y no encender las alarmas de peligro con tiempo. Muchos opinadores, le reclaman su poca sensibilidad frente al riesgo que significaba el huracán. También en su fallido traslado por tierra a Acapulco, sabiendo de ante mano no iba poder a pasar, y claro sus adversarios políticos lo percibieron como “un montaje para ganar simpatías en horas trágicas”. Lo que se reclama, y se exhibe es que una tragedia como la ocasionada por Otis lo convirtió la 4T y su líder, en un acto más de propaganda gubernamental, en lugar de atender la emergencia. Los expertos coinciden en que 18 mil millones de pesos, no van a alcanzar para poner de pie a Acapulco y los otros cinco municipios afectados.  Me atrevo a pronosticar: Otis no sólo provocó destrucción y muerte, sino también que se va llevando una parte de la popularidad de López Obrador.
La falta de aviso de una alerta temprana, por parte de las autoridades federales de Conagua y de los sistemas de Protección Civil tanto nacional como estatal, no indicaron el grave peligro que representaba este huracán, que ya desde el martes por la mañana había subido a Categoría 1 y se preveía que tocara tierra por la noche en Acapulco, hizo que los daños fueran mucho mayores y cuantiosos y que se tomara totalmente desprevenida a la población y a los turistas que seguían vacacionando mientras se acercaba ya el peligroso ciclón. El meteoro “Otis” ha puesto al descubierto “otra imagen del desmadre que se vive” en el gobierno de López Obrador. Sin embargo, la respuesta ante la tragedia pintó de cuerpo entero a una administración desordenada, ineficiente, improvisada y una nula capacidad para aplicar protocolos de actuación en situaciones de emergencia. La destrucción de la infraestructura ha dejado a miles de familias sin agua, luz, alimentos ni medicinas. La gente está desesperada ante la falta de respuesta oficial, el hambre y la rapiña se han desatado por doquier. Los saqueos y disturbios se dieron en supermercados y tiendas, y no robaban por malicia, sino por hambre. Y seguramente por el temor ante la certeza de que no habrá empleos durante muchos. La presidenta municipal brillo por su ausencia y por su ineptitud, al igual que la gobernadora. Y el gobierno federal ha impedido que ingrese la ayuda humanitaria, argumentando que primero debe hacerse un censo de daños. La destrucción que causó “Otis” en Acapulco puso en evidencia al gobierno federal en sus tres órdenes, todos ausentes. La tragedia ocasionada por el huracán será recordada por la devastación, pero sobre todo por evidenciar a la 4T con su presidente, “ocupado en la grilla electoral”, quedo pasmado e inerte ante los graves daños a la población civil, en el puerto. 
ES CUANTO
𝘼𝘿𝙀𝙉𝘿𝘿𝙐𝙈:  sin mayor desparpajo el pasado 26 de octubre, la narco-alcaldesa de Chilpancingo, Norma Otilia Hernández, celebró a lo grande su segundo informe de gobierno, a pesar de que Acapulco, vive una tragedia, al quedar devastada por el paso del huracán “Otis. No hubo solidaridad ni empatía ni nada, poca vergüenza de fulana.
#𝗤𝘂é𝗱𝗮𝘁𝗲𝗘𝗻𝗖𝗮𝘀𝗮. 🏡 💙

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