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Vรญctor CORCOBA HERRERO/Escritor Espaรฑol.

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El tiempo no es sino el รกrea entre nuestras presencias. La faena no es fรกcil. Tenemos que recambiar posturas para entendernos, tambiรฉn restablecer modos y manera de vivir para poder cohabitar en comuniรณn. Ciertamente, nada se consigue sin trabajo; y, en este mundo que estamos reconstruyendo entre todos cada aurora, tenemos que hacer espacio para la concordia. Quizรกs tengamos que salir de nosotros mismos, abandonarnos y ser dรณciles para tomar otras actitudes mรกs conciliadoras, que nos activen el entusiasmo de la verdadera acogida. Es cierto que la realidad nos desborda, que el orbe de la comunicaciรณn anda crecido de recetas, que las cosas no son como se dicen muchas veces. Sin duda, es toda una industria de compraventa la que nos sale al encuentro en nuestro diario viviente. Por eso, es vital la comunicaciรณn interna con uno mismo. El silencio es tan necesario como la palabra, para engendrar un camino de sensibilidades y propagar el buen hacer y el mejor obrar vivencial. Puede que debamos facilitar los esfuerzos humanitarios, para llevar ayuda y expandir el nรบmero de refugios, ante el aluviรณn de oprimidos y desplazados.

Realmente, a la savia le basta el punto de una abertura para resurgir. Lo que nos hace falta, a los humanos, es mayor entusiasmo por los vรญnculos, abrir el corazรณn y vivir con humildad, previo aprender a reprendernos para poder soportarse uno entre sรญ y con los demรกs. Desde luego, si como principio ansiamos compartir mutuamente las dulzuras del cosmos globalizado, tambiรฉn debemos dejarnos acompaรฑar de sus amarguras. En efecto, todo tiene su cara y su cruz. Es cuestiรณn de unirse y de reunirse en un esfuerzo comรบn, para un reino que no excluye, sino incluye; que tampoco cultiva carrera de armamentos, sino el apretรณn de abrazos del alma en momento de dificultades, con la mirada acariciadora de la mansedumbre del verso y la quietud. Indudablemente, se necesita mucha paciencia para aguantar los defectos del anรกlogo, que camina a nuestro lado, pero una vez conseguido ese brรญo armรณnico se crea una unidad que impulsa la amistad; y, por ende, la sal de la vida. No hay avance tan seguro como un amigo que camina siempre a nuestro lado, sobre todo en las horas difรญciles.

Deberรญamos, pues, engrandecer el horizonte de la compaรฑรญa y aminorar el espacio de la soledad. Serรก sensato, por ello, acrecentar el autรฉntico espacio de la virtud y achicar el camino del vicio, antes de que se nos destruyan nuestros interiores. Hay que fraternizarse como sea. Es nuestra gran asignatura pendiente, que lo sepamos. La supervivencia es un todo inseparable, comunitario, que tiene su anhelo en la contemplativa del tiempo y del espacio. Seguramente, tengamos que volvernos parte de ese poema interminable, lo que nos exige estar en guardia como verdaderos poetas en continuo examen de conciencia e inspiraciรณn, sobre las sรกbanas del resplandeciente firmamento, donde todos hemos de tener cabida. La humanidad es รบnica y es como es, pero nada que sea humano, puede resultarnos extraรฑo. Ahรญ estรกn nuestras propias facultades, dispuestas a ponerse en acciรณn o en movimiento, con la razรณn que todo lo esclarece y domina, tambiรฉn con el coraje y el รกnimo suficiente para actuar, aparte de los sentidos siempre dispuestos a obedecer para caminar prรณximos al prรณjimo. 

Esta correspondencia existencial hogareรฑa, a travรฉs de la fuerza unificadora del amor, es la que nos asciende a un universo de gozos y de dichas. Lo prioritario, tal vez radique en transformar el propio “yo”, para entrar en el espacio del “nosotros: los humanos”. Justo, en esta zona de alegrรญa, a la que todos estamos llamados, hasta el mismo aire globalizador se respira de forma equitativa y sin derroches. Queden fuera, aquellos que todo lo absorben para sรญ, porque para crecerse antes hay que recrearse en la mรฉtrica donante. No corramos el riesgo de olvidar lo cardinal: el marco natural, que nos enraรญza recรญprocamente al cuerpo universal del lazo tierno, poniรฉndonos en el camino de la bondad y de la verdad, que es lo que realmente nos cambia por dentro y por fuera. En consecuencia, a poco que activemos una mirada global, nuestras propias historias humanas nos irradiarรกn lugares, para un cambio en nuestro mar adentro, donde imperen los signos de la gratuidad y gratitud. Esto se conseguirรก, si activamos un momento de nuestros muchos espacios absorbidos en inutilidades, en reflexionar para alimentarnos.

corcoba@telefonica.net

19 de noviembre de 2023.

#QuรฉdateEnCasa๐Ÿก๐Ÿ’™

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Sacados 3 del "Bar Bar" tirados al rรญo Huacapa

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