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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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El mundo requiere de voluntades autรฉnticas y trasparentes, unidas y reunidas contra la fiebre del espรญritu corrupto, que todo lo embadurnan de inestabilidad y conflictos, poniendo continuamente en peligro el desarrollo social y econรณmico, asรญ como las instituciones democrรกticas y el Estado social y de derecho. Hay que abandonarse, despojarse de lo mundano, para empezar un camino de conciliaciรณn hacia todo aquello que nos vive de verdad. Tomemos el testimonio de Marรญa, un latido inmaculado y mรญstico, revestido de bondad desde el principio. La belleza incontaminada de la Madre del amor hermoso de todos los vivientes, ha de ser nuestro horizonte a abrazar, para que las obras humanas no se vuelvan contra la humanidad, sino que sirvan para el desarrollo vivencial de este poema interminable al que aspiramos, cargado de autenticidad y luminosidad ante las sombras de nuestros andares.
Lo importante es irradiar cercanรญa y vitalidad de renovaciรณn personal, que es lo que en realidad nos vuelve libres y humanos. Ciertamente, aunque el mundo se hunda en la falsedad, siempre emergerรกn los brotes de la evidencia a travรฉs del amor. No olvidemos que somos hijos del nรญtido querer celestial, no de la autoridad; y, por ende, el poderรญo no debe ser lo nuestro, sino la capacidad de entrega y servicio permanente, como poetas en guardia. Son esas pulsaciones lรญricas, inherentes a nuestro palpitar por aquรญ abajo, las que no hacen entrar en el ser de las cosas y enternecernos con el silencio de sus abecedarios. Asรญ surge el furor de la inspiraciรณn, las grandes elevaciones del alma, para que no perdamos el sentido de lo que uno es, absolutamente nada sin la trascendencia del Dios-Creador, del Dios-Redentor, y del Dios-Espรญritu; injertรกndonos en un universo sistรฉmico, previo hacernos verso celeste.
Lo terrรญcola es lo que nos endiosa de hipocresรญa hasta socavarnos al propio aliento que necesitamos para poder caminar. Realmente todo se vacรญa de pureza y se envicia de perversiรณn. La inmoralidad de esta รฉpoca es tan manifiesta que nos impide crear conciencia de existir, escuchar nuestra voz interior que vale por mil testigos, y dar continuidad poรฉtica, al modo de pensar y de vivir. Nunca es tarde, por consiguiente, para repensar nuestro camino. La espiritualidad de la Inmaculada Concepciรณn, seguro que nos ayuda a reencontrarnos con lo puro, con ese infinito amor que todo lo abraza, sensible al Poderoso y tambiรฉn a la comuniรณn con aquello que nos acompaรฑa en el trayecto. A poco que hagamos un alto en el itinerario, observaremos el singular privilegio de contar con una impecable Abogada, siempre vinculada a nosotros, a fin de que toda la humanidad sea una sola familia.
La corrupciรณn es un gran lastre que estรก ahรญ, en cualquier parte del mundo. Tenemos que saber que nunca florece tarde para levantarse de las caรญdas, y que los linajes, son un sumatorio de ramas que nos embellecen unidos; puesto que, las raรญces de nuestra presencia se postran en la gracia infinita del Creador. En realidad, nada somos por si mismos. Solo a travรฉs de la cooperaciรณn y la implicaciรณn colectiva, podremos superar el impacto negativo de lo putrefacto. Sin duda, hemos de poner en valor la honestidad, la mejor de todas las artes desatendidas. Para ello, contamos con la valentรญa de Marรญa, nuestra eterna Inmaculada, que se resistiรณ a todo soplo corrompido. Es cuestiรณn de continuar sus dรณciles huellas, de afirmarnos y de reafirmarnos en el sรญ de la lucha contra el seductor y sus negros estรญmulos, para que no se contaminen nuestras propias pulsaciones y custodiemos el bien que todos llevamos.
En un espรญritu corrompido no cabe el decoro. Indudablemente, en la concepciรณn inmaculada de Marรญa, estamos todos convocados a mostrarnos conformes a la aurora del mundo nuevo, en perenne transformaciรณn y en recreaciรณn idรญlica. Naturalmente, el pan sucio de la corrupciรณn hay que quitarlo tambiรฉn de este mercado mundano, porque los รบnicos que pagan el precio son siempre los mรกs vulnerables. Se trata de no dejar a nadie en el camino, pues, no es un lema ocioso; ha de ser un plan de acciรณn incesante que abarque toda la visiรณn de los derechos humanos. Asimismo, Ella, la nรญvea estrella de la maรฑana nos reafirma su proclama de bondades y virtudes, junto a la alborada protectora que nos confirma la espera, el nacimiento de la claridad en nuestras vidas, el principio de nuestra esperanza verdadera y el final de los callejones con salida al consumismo. La partida es la pureza.
corcoba@telefonica.net
06 de diciembre de 2023.
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