๐๐น๐ด๐ผ ๐ รก๐ ๐ค๐๐ฒ ๐ฃ๐ฎ๐น๐ฎ๐ฏ๐ฟ๐ฎ๐
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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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Nuestro paso por aquรญ abajo, se sustenta en allanar los caminos vivientes y en facilitar pulsaciones existenciales. Todo hay que hacerlo con amor, reconociendo, respetando y apreciando a los demรกs. Por desgracia, aรบn no hemos aprendido a convivir en paz, porque nos falta cultivar los remos interiores, con la capacidad de escucha, mediante un soplo de entendimiento y de cooperaciรณn mutua. Indudablemente, no hay manera de transformar nada, si antes no nos volteamos para reconocernos, con la quietud necesaria y el empeรฑo solidario de entenderse. Activando el culto a la cultura del abrazo sincero, haremos un buen ejercicio, al menos para propiciar sociedades pacรญficas, justas e inclusivas, que estรฉn libres del temor y la violencia. Desde luego, no puede haber avance sin armonรญa, ni concordia sin desarrollo sostenible. Pensemos en las zonas de alto conflicto, donde siempre hay incรณgnitas por resolver; puesto que tenemos que ser conscientes de las amenazas en todo momento, lo que nos exige una implicaciรณn responsable continua.
Teniendo presente los buenos propรณsitos y los sanos principios de la Cartas de las Naciones Unidas y especialmente el empeรฑo en preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, tomaremos la ruta conciliadora, alentando a la comprensiรณn y a la compasiรณn entre los individuos. Activar la paz es un deber de todos para todos, lo que requiere la mera convicciรณn, de que se trata de algo esencialmente natural, totalmente viable. รnicamente hemos de querer avanzar en funciรณn de la quietud, de la concordia que nos demos entre sรญ, que es lo que verdaderamente hace florecer el entusiasmo vivencial. Defender la vida, cuidarla y promoverla, tiene que ser una constante en cada aurora; mรกxime en este tiempo de inรบtiles contiendas y necedades absurdas, que nos impide algo tan esencial como respirar desde la uniรณn y la unidad. Sin vigor generoso, el sueรฑo de una fraternidad universal, no tiene posibilidad de realizarse. De ahรญ, lo trascendente que es un buen ordenamiento de la sociedad basado en valores รฉticos y que, ademรกs, esos principios estรฉn incrustados tanto en los cuerpos sociales como en las gentes.
Hoy la cotidianidad de la jornada es un infierno para muchas personas, afectando negativamente a la salud mental y al bienestar de los niรฑos. Como vemos permanentemente en todas las contiendas, aparte de desencadenar una carrera armamentรญstica mundial, las decisiones y acciones imprudentes de los adultos estรกn costando, sobre todo en los seres mรกs indefensos, su seguridad y tambiรฉn su futuro. ¡Cuรกnto antes hemos de salir de este desorden! Buscar y eliminar las causas, curar las heridas, reparar los desastres, es una idea acertada que hemos de poner en prรกctica, tanto para dar aliento como para perfeccionar la sociabilidad del sosiego benรฉfico. No olvidemos, por tanto, que es la propia serenidad la que nos hermana, enseรฑรกndonos a reconocer en nuestro semejante nuestro propio horizonte vinculante, lo que supone espรญritu cooperante, con una mรญstica trascendente, rebosante de amor verรญdico, que es lo que produce la concordia y reproduce la inventiva, preventiva y operativa expresiรณn armรณnica, apoyada en el cuidado reconciliador de los รกnimos, alimentados por los deberes de justicia.
Cruzarse de brazos no es la soluciรณn ante tantas vรญctimas inocentes, destrucciรณn y riadas de lรกgrimas. Tenemos que poner el impulso creativo para construir puentes de afecto, con efecto humanitario. Indudablemente, nos precisamos fusionados para dar respuesta a los logros del progreso, ya que pueden convertirse en causa de hostilidades y de quรฉ proporciรณn. En todo caso, para poder superar los tropiezos y mantener el sueรฑo de un orbe tranquilo, no hay como ahondar en los conocimientos a la luz de la evidencia, como ejercicio de derechos y cumplimiento de obligaciones. Lo requerimos, ante un mundo que favorece cada vez mรกs las separaciones y los particularismos. Es cierto que unidad no significa uniformidad, pero la paz tambiรฉn precisa del encuentro y del diรกlogo, lo que conlleva a que intensifiquemos los cimientos de la mano tendida, con una extendida red de sentimientos reposados. Me niego, pues, a aceptar que la guerra domine la savia de los pueblos. Mi apuesta es y serรก siempre, preservar la relaciรณn y apartarnos de cualquier miseria, que nos vicie el corazรณn y nos envicie la mente.
corcoba@telefonica.net
15 de mayo de 2024
#๐๐ฐ๐ต๐ข๐ฑ๐ฐ๐ณ๐ฒ๐ถ๐ช๐ฆ๐ฏ๐ฒ๐ถ๐ช๐ฆ๐ณ๐ข๐ด๐ณ️
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