𝗖𝗼𝗺𝗽𝗮𝗿𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗼 𝗱𝗶á𝗹𝗼𝗴𝗼𝘀 𝗰𝗼𝗻𝗺𝗶𝗴𝗼 𝗺𝗶𝘀𝗺𝗼

 

𝙀𝙡 𝙨𝙚𝙣𝙩𝙞𝙙𝙤 𝙙𝙚 𝙣𝙪𝙚𝙨𝙩𝙧𝙖 𝙫𝙞𝙙𝙖 𝙚𝙨 𝙘𝙧𝙞𝙨𝙩𝙤

(𝘝𝘪𝘷𝘪𝘳 𝘭𝘢 𝘦𝘹𝘱𝘦𝘳𝘪𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘧𝘦 𝘴𝘪𝘨𝘯𝘪𝘧𝘪𝘤𝘢 𝘢𝘣𝘢𝘯𝘥𝘰𝘯𝘢𝘳𝘴𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘮𝘢𝘯𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘚𝘦ñ𝘰𝘳, 𝘶𝘯𝘢 𝘳𝘦𝘢𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘱𝘦𝘳𝘦𝘤𝘦, 𝘯𝘪 𝘵𝘢𝘮𝘱𝘰𝘤𝘰 𝘢𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤𝘦 𝘳𝘦𝘷𝘦𝘴𝘵𝘪𝘥𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘰 𝘮𝘶𝘯𝘥𝘢𝘯𝘰, 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘦𝘴𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘦 𝘴𝘶𝘴𝘵𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘯í𝘷𝘦𝘰 𝘢𝘮𝘰𝘳; 𝘣𝘳𝘪𝘴𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰𝘴 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳𝘯𝘦𝘤𝘦 𝘺 𝘦𝘵𝘦𝘳𝘯𝘪𝘻𝘢, 𝘢 𝘵𝘳𝘢𝘷é𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘧𝘳𝘢𝘨𝘶𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰. 𝘕𝘢𝘥𝘢 𝘴𝘰𝘮𝘰𝘴 𝘴𝘪𝘯 𝘑𝘦𝘴ú𝘴, 𝘮𝘰𝘳𝘢 𝘦𝘯 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘰 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘪𝘰 𝘭𝘢𝘵𝘪𝘳 𝘺 𝘭𝘦 𝘳𝘦𝘲𝘶𝘦𝘳𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘳𝘦𝘤𝘰𝘳𝘳𝘦𝘳 𝘫𝘶𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘶𝘯 𝘮𝘪𝘴𝘮𝘰 𝘪𝘵𝘪𝘯𝘦𝘳𝘢𝘳𝘪𝘰, 𝘱𝘶𝘦𝘴 𝘦𝘴 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘷𝘦𝘳𝘣𝘰 𝘺 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 𝘦𝘯 𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰: 𝘢𝘭𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘺 𝘢𝘭𝘪𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘪𝘯𝘥𝘪𝘴𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘣𝘭𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰𝘴 𝘢𝘳𝘮𝘰𝘯𝘪𝘻𝘢).

 

𝗜.- 𝗣𝗢𝗥 𝗥𝗘𝗩𝗘𝗥𝗘𝗡𝗖𝗜𝗔 𝗔 𝗟𝗔 𝗖𝗥𝗨𝗭;

𝗥𝗘𝗦𝗣É𝗧𝗘𝗡𝗦𝗘 𝗨𝗡𝗢𝗦 𝗔 𝗢𝗧𝗥𝗢𝗦

 

Uno tiene que verse para sentirse,

dejarse querer para poder amarse,

perder el miedo a no reconocerse,

pasar de la apreciación al aprecio,

y del rechazo a la mansa acogida.

 

Siempre es más justo conciliarse,

que interponerse y contradecirse,

pues en el fraternizarse vive Dios,

con su carga de enmienda y soles,

que es lo que nos incrusta el amor.

 

La caricia es primicia del contacto,

el buen tacto la cepa de la caridad;

la entrega es la aurora del espíritu,

que uno ha de ser para saber estar,

hermanado al pulso del buen vivir.

 

𝗜𝗜.- 𝗣𝗢𝗥 𝗥𝗘𝗩𝗘𝗥𝗘𝗡𝗖𝗜𝗔 𝗔 𝗟𝗔 𝗖𝗥𝗨𝗭;

𝗣𝗘𝗥𝗗Ó𝗡𝗘𝗡𝗦𝗘 𝗨𝗡𝗢𝗦 𝗔 𝗢𝗧𝗥𝗢𝗦

 

A pesar de la corriente de pesares,

peregrinamos para sobrellevarnos,

con los labios en son de concordia,

y la sonrisa del perdón en el alma,

la condición para entrar en el cielo.

 

Para absolver hay que absolverse,

prender el fuego de la conversión,

iniciar el paso compasivo y orante,

un camino que nos lleva al Padre,

a través de su Hijo que nos llama.

 

Situemos el tímpano en la escucha,

pongámonos a seguirle con pasión,

a quien se entregó por cada latido,

a partir de sí mismo y por nosotros,

en comunión siempre y en unidad.

𝗜𝗜𝗜.- 𝗣𝗢𝗥 𝗥𝗘𝗩𝗘𝗥𝗘𝗡𝗖𝗜𝗔 𝗔 𝗟𝗔 𝗖𝗥𝗨𝗭;

𝗜𝗟𝗨𝗠Í𝗡𝗘𝗡𝗦𝗘 𝗨𝗡𝗢𝗦 𝗔 𝗢𝗧𝗥𝗢𝗦

 

Ante el Crucificado nos paramos,

hacemos silencio y nos hallamos,

alzando hacia él nuestros deseos,

pues en la soledad nos acompaña,

y en tu calvario te asiste su amor.

 

Corazón a corazón nos embelesa,

nos embriaga de gozos y alegrías, 

hasta sentirle para volver a verle,

mientras huimos de lo mundano,

que no sea la de la cruz gloriosa.

 

Creer en el Altísimo nos remonta,

significa hacer de él nuestro sol,

el horizonte de nuestros andares,

pues nos vela la plenitud divina,

y nos revela la paz de lo reunido.

 

Víctor CORCOBA HERRERO

corcoba@telefonica.net

24 de agosto de 2024.-

#𝘌𝘹𝘪𝘨𝘪𝘳𝘭𝘦𝘊𝘭𝘢𝘶𝘥𝘪𝘢𝘤𝘶𝘮𝘱𝘭𝘢.