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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol 

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El ser humano cada vez requiere mรกs del humano ser; pues, aunque el alimento es necesario, hay alientos como el amor y los miramientos que son imprescindibles, para reencontrarnos y salir de la tristeza. Indudablemente, la atenciรณn entre nosotros es esencial para cada filiaciรณn y cada comunidad. Precisamente, la revoluciรณn consiste en visibilizarlo, valorizarlo e invertir, ya no sรณlo en entendernos, incluso en atendernos mutuamente. No olvidemos jamรกs, que, si decimos que el asistido es un derecho humano, significa que todos los gobiernos, con sus respectivas instituciones, deben brindar apoyo total. Desde luego, es fundamental, hacernos cargo los unos de los otros e igualmente de la creaciรณn, para construir y reconstruirnos en una sociedad sustentada en relaciones de fraternidad.
Avivar el culto de la estima por el anรกlogo, es la mejor vรญa para la concordia, ademรกs de erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontaciรณn, que es lo que suele prevalecer hoy en dรญa. Por consiguiente, cultivar la custodia de la propia existencia y de nuestras relaciones, es inseparable para generar atmรณsferas armรณnicas que nos harรกn, cuando menos individuos mรกs comprensivos con el alivio de todas las necesidades humanas. Porque, la persona, debe significar en nuestra vida comuniรณn y comunidad, no individualismo; tambiรฉn inclusiรณn y no exclusiรณn, ya que todos los miembros tienen la misma dignidad. De este decoro o decencia derivan los derechos humanos, al igual que las obligaciones, recordรกndonos la responsabilidad de acoger y amparar.
Por desgracia, nuestras sociedades en sus diversos entornos se estรกn acostumbrando, con demasiada frecuencia, a dejar que una parte tan importante y rica de su tejido social, como pueden ser nuestros mayores y niรฑos, sea marginada y olvidada. Frente a esta situaciรณn, es justo un cambio de mentalidad, que refrende un hacer conjunto mรกs responsable. El amor autรฉntico jamรกs envejece; y, aunque nuestro fรญsico se vaya deteriorando, el pulso interior se renueva en cada amanecer. Esto implica, activar el acompaรฑamiento y no dejar a nadie en el camino de la dejadez. Al fin y al cabo, todos vamos en la misma barca, en la que estamos llamados a remar juntos, porque nadie se salva por sรญ mismo. Tampoco ningรบn paรญs aislado puede asegurar el bien comรบn a su gente.
El horizonte de la tranquilidad lo injerta un espรญritu mรกs adherido, de autรฉntica pasiรณn por el similar, no como un sentimiento indeciso, sino como una determinaciรณn firme y perseverante; que, por supuesto, nos ayudarรก a encontrar una respuesta a quiรฉnes somos y por quรฉ vivimos, o existimos en apoyo continuo. A veces pienso, que nuestra mayor enfermedad, radica en no sentirse querido por su parentela, desamparado y sin vigilancia por parte de nadie. No vayamos contra el soplo innato que hace de nosotros algo รบnico, comenzando por quererse uno a sรญ mismo para poder querer a los demรกs. Tengamos corazรณn; y, en lugar de mirar al abismo, donde nos veremos cรณmo aberraciรณn, tomemos la cumbre del mejor deseo, el del afecto, con la brรบjula reconciliadora del verbo.
Asimismo, hay que tomar como lenguaje en esa cultura del abrazo sincero, el respeto al derecho humanitario, especialmente en este momento en que los conflictos y las guerras no cesan. Cuidado con no cuidar este cuidado. Se destrozan todos los vรญnculos, las gentes se ven obligadas a huir, dejando atrรกs no sรณlo sus hogares; sino, de igual forma, la historia natural y la raรญz ilustrativa. Esto es nefasto, la familia es el nรบcleo natural y fundamental de la sociedad, donde se aprende uno a reprenderse, viviendo en relaciรณn y desviviรฉndose por auxiliarse entre sรญ. En efecto, es esta preocupaciรณn conjunta, de aceptaciรณn entre anรกlogos, lo que nos hace crecer hacia un nuevo horizonte de luz y paz. La sapiencia del velado, sin duda, es la lingรผรญstica del alma.
corcoba@telefonica.net
23 de julio de 2025.-
#๐˜Œ๐˜น๐˜ช๐˜จ๐˜ช๐˜ณ๐˜ญ๐˜ฆ๐˜Š๐˜ญ๐˜ข๐˜ถ๐˜ฅ๐˜ช๐˜ข๐˜ค๐˜ถ๐˜ฎ๐˜ฑ๐˜ญ๐˜ข.

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Sacados 3 del "Bar Bar" tirados al rรญo Huacapa

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