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Vรญctor CORCOBA HERRERO/ Escritor Espaรฑol
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La felicidad no es un mercado de compraventa, viene precisamente de nosotros, es fruto de un trรกnsito sin angustia, con una atmรณsfera desprendida de amor y con la fidelidad a uno mismo, para que la buena salud no se nos empaรฑe y nos acompaรฑe en todos los andares. Al fin y al cabo, lo importante radica en no perder el dinamismo de la constante renovaciรณn humana, anรญmica, intelectual y comunitaria. Por otra parte, en cada pueblo y ciudad, es hora de impulsar los sistemas de salud, con inversiones en vigilancia, comunicaciรณn y contenciรณn; porque cuando las comunidades estรกn protegidas, todos estamos preservados. Se trata, por tanto, de custodiar y de hacer crecer el autรฉntico entusiasmo donante, que es lo que nos compromete a cuidarnos unos de otros. 
Desde luego, nunca es tarde para enmendarse a la sana voluntad, en virtud del esfuerzo y de la capacidad de amar. Hay que reconocer que estos vรญnculos son inherentes a nuestra naturaleza humana, sรณlo hay que trabajarlos en la buena direcciรณn, poniรฉndolos en prรกctica cada dรญa, sobre todo en un mundo marcado por guerras, divisiones y discordias. Quizรกs tengamos, por consiguiente, que despejarnos y despojarnos de nuestro propio egoรญsmo. En ocasiones, uno cree que el futuro de la humanidad radica en las gentes dominadoras, pues no es asรญ, nuestro porvenir estรก en horizontes que deben escucharse, comenzando por los crรญos y finalizando por los ancianos. Asรญ, cuando se reรบnen los niรฑos con los abuelos, aparte de ser algo bellรญsimo, los mayores les donan sabidurรญa.
En efecto, el camino recorrido es todo un recaudo vivencial. No hay mayor gozo que aprender a reprendernos, con la cogniciรณn existencial de un germen que toma su conciencia en la ciencia de lo vivido, sabiendo que, aunque equivocarse es de humanos, perseverar voluntariamente en la mentira es algo diabรณlico. Sea como fuere, estamos aquรญ, para embellecernos el alma, lo que pasa por ordenar sentimientos oyรฉndonos, para destronar de la pena, tambiรฉn nuestra propia culpa. En realidad, son los incumplimientos los que nos enferman y nos impiden encontrar un punto de equilibrio entre la valoraciรณn de los dones de la vida y el resguardo de la comuniรณn, atmรณsfera necesaria para avivar ese calor de hogar, imprescindible para desarrollarnos y recrearnos en el servicio humilde y concreto. 
Precisamente, esta armonรญa entre la contemplaciรณn y la acciรณn, es lo que nos injerta una dimensiรณn humanitaria, tomando como paradigma del discernimiento el del espรญritu donante a cambio de nada, que lo es todo, porque todos nos requerimos con un amor tan fuerte que disipe las nubes de la rutina, el desรกnimo y la soledad. Por eso, a mi juicio, es trascendente cultivar el buen propรณsito de la unidad en las cosas necesarias; y en todo caso, en las inseguras, la autonomรญa; y en todas, la compasiรณn. La mejor defensa no depende sรณlo de la ciencia o de la tรฉcnica, sino tambiรฉn de que los gobiernos democrรกticos, sociales y de derecho, sean sรณlidos y estรฉn bien preparados para sensatamente guiar a su comunidad, al menos durante las diversas crisis que suframos.
Las dificultades estรกn ahรญ, en cualquier esquina, y aunque nos atemorizan muchas veces, nos sirven para cancelar una รฉpoca e inaugurar otra; con el consabido buen propรณsito, innato a toda vida humana, la de mostrar clemencia y tener voluntad de ayudarnos entre sรญ. Sin embargo, tengamos presente en nuestro camino que, perseguir el poder y perder la libertad, es la mayor estupidez de todo ser humano. Precisamos, hoy mรกs que nunca, el respaldo mutuo, teniendo siempre en mente al bien comรบn, aprendiendo a evaluar con juicio y tranquilidad las diferentes situaciones que se nos presentan y permaneciendo firmemente sujetos en aquellos principios legales y รฉticos que anteponen por encima de todo la dignidad de la persona humana.
corcoba@telefonica.net
24 de diciembre de 2025.-
#๐˜๐˜ข๐˜ฎ๐˜ฐ๐˜ด๐˜”๐˜ข๐˜ญ๐˜บ๐˜๐˜ข๐˜ฎ๐˜ฐ๐˜ด๐˜ˆ๐˜ช๐˜ณ๐˜—๐˜ฆ๐˜ฐ๐˜ณ.

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