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Marco, amigo, lamento mucho la pรฉrdida de tu mamรก. No tengo palabras suficientes, pero quiero que sepas que estoy aquรญ para ti. Doรฑa Olga fue una gran mujer y sรฉ lo mucho que la querรญas. Te acompaรฑo con todo mi corazรณn.
No conocรญ personalmente a tu seรฑora madre, amigo Marco Antonio Leyva Mena, pero al conocer y tratarte a ti que eres un gran ser humano y buen amigo, sรฉ que doรฑa Olga Mena Iturburu fue una excelente persona y mejor madre, porque como estรก escrito en los libros de Lucas 6:44 y Mateo 7:44 de Las Sagradas Escrituras: “Cada รกrbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas”.
Entiendo y comprendo tu dolor, ya que al igual que tรบ tambiรฉn perdรญ a mi madre y, aunque han pasado 27 aรฑos de aquel infausto dรญa, su recuerdo sigue intacto en mi mente y mi corazรณn, porque ellas no dieron la vida, nos enseรฑaron a caminar, a leer y amar, pero no nos prepararon para el gran vacรญo que deja su ausencia, convirtiรฉndose su perfume imperecedero y su ropa colgada en el clรณset testigos silenciosos de su partida.
En mi caso, sufrรญ y llorรฉ, pero al cabo de una vuelta de la tierra alrededor del sol, decidรญ no llorar mรกs por su partida y sonreรญr siempre por la vida que me dio y los momentos que pasรฉ con ella, abrir los ojos y ver todo lo que me legรณ, amar y seguir viviendo de acuerdo con los altos principios y valores morales que me inculcรณ y me enseรฑรณ con su ejemplo de fe y confianza en Nuestro Creador, de respeto a todo mundo y solidaridad con el prรณjimo, sin importar raza, credo o religiรณn.
Una madre lo es todo para un buen hijo -y tรบ lo eres- por lo mismo su partida te causa un gran dolor y una enorme tristeza, pero si bien la vida acabรณ para ella, siempre que mires al cielo la podrรกs encontrar y sentir su calor, ese calor que siempre te acompaรฑรณ y aunque no estรฉ contigo fรญsicamente, su amor incondicional que fue tu guรญa y protecciรณn en este plano terrenal seguirรก siendo tu refugio en los tiempos difรญciles.
Sin duda alguna, doรฑa Olga Mena Iturburu sembrรณ amor en tu corazรณn y en el de cada una de tus hermanas (asรญ como el amor, cariรฑo y respeto a tu seรฑor padre), ese amor lo cosechรณ al acompaรฑarla todos ustedes hasta el รบltimo suspiro; ella los cuidรณ y procurรณ en la niรฑez, y ustedes siempre estuvieron con ella cuando los necesitรณ; les inculcรณ el trabajo honrado y ustedes han respondido correctamente siendo hombres y mujeres de bien, con lo que la honran y mantendrรกn vivo su legado.
Las palabras que le dedicas en su partida muestran tu inocultable sensibilidad y hablan del gran amor y cariรฑo que le tuviste en vida, los que perdurarรกn por siempre. Y ciertamente, no hay nada que reclamarle a Dios por llamarla a su Reino Celestial, sino darle gracias por llevรกrsela en Santa Paz y por regalarte esos brazos llenos de amor que siempre te defendieron. Eres, amigo, un gran ser humano y me honra tu amistad.
Hermano, encontrรฉ esta reflexiรณn de autor anรณnimo y quiero compartรญrtela: “Puedes llorar porque se ha ido, o puedes sonreรญr porque ha vivido. Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva, o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado. Tu corazรณn puede estar vacรญo porque no la puedes ver, o puede estar lleno del amor que compartiste. Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacรญo y dar la espalda, o puedes hacer lo que a ella le gustarรญa: Sonreรญr, abrir los ojos, amar y seguir”.
Juan Francisco Garcรญa,
Zihuatanejo de Azueta, Gro., diciembre 10 de 2025.
#๐๐ข๐ฎ๐ฐ๐ด๐๐ข๐ญ๐บ๐๐ข๐ฎ๐ฐ๐ด๐๐ช๐ณ๐๐ฆ๐ฐ๐ณ
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