viernes, 3 de octubre de 2014

SUMARIO

En 4 años, 400 agresiones y asesinatos de
defensoras y mujeres periodistas:RNDDHM

Javier Francisco Reyes.--En los últimos cuatro años la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México (RNDDHM), ha registrado más de 400 agresiones y 31 asesinatos contra defensoras y mujeres periodistas.

El organismo civil está conformada por 168 mujeres de 95 diversas organizaciones, ubicadas en 21 estados de la República y Distrito Federal, y en resumen, del 2010 al 2014 desde la Red Nacional han registrado los sucesos.
Desde 2010 hemos unido nuestras voluntades, diseñado estrategias y hermanado esfuerzos con la convicción de que las redes salvan vidas y contribuyen a la construcción de un país igualitario, justo y democrático, añaden, 35 en 2010; 43 en 2011; 118 en 2012; 202 en 2013, y tan solo en el primer trimestre del 2014 registró 41 agresiones contra 25 defensoras y 6 de sus organizaciones.
Mediante un comunicado hecho llegar a la redacción de, señalan, “Somos La Crónica, Vespertino de Chilpancingo mujeres indígenas, mestizas, jóvenes y adultas; activistas de diversos movimientos sociales y organizaciones de base; feministas; periodistas; integrantes de comunidades eclesiales; mujeres migrantes”.
Añaden, somos defensoras de derechos humanos, defendemos el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y sexualidad; participamos en la defensa de la tierra y el territorio; trabajamos para eliminar todo tipo de violencia contra las mujeres y hacer efectivo todos sus derechos; promovemos el desarrollo local y comunitario; la denuncia y acompañamiento a familiares de personas desaparecidas y asesinadas; promoción del arte y la cultura; la despenalización del aborto; la libertad sindical, entre otras.
Explican  que desarrollan su labor en un contexto de pobreza, corrupción, despojo, legislaciones injustas, desprecio a la participación ciudadana, simulación, falta de transparencia, agresiones de actores estatales y de los poderes fácticos, como lo son el crimen organizado, las empresas transnacionales,  caciques locales etcétera y en un contexto en el que prevalece la violencia feminicida, y otras violaciones de derechos humanos en donde la impunidad prevalece en el 98% de los delitos denunciados y  no resueltos por las autoridades competentes. 
Como defensoras enfrentamos diversos tipos de agresiones, desde campañas de difamación, desprestigio y amenazas, hasta persecusión, criminalización, encarcelamientos y asesinatos. Ejemplo de ello son los casos de Bettina Cruz Velázquez en Oaxaca, quien desde 2011 enfrenta un proceso judicial en su contra; Martha Solorzano a quien de manera arbitraria el gobierno de Sonora retiró las escoltas que le habían sido asignadas para su protección; Nestora Salgado quien lleva más de un año presa e incomunicada en un penal de máxima seguridad; Marisela Escobedo asesinada en Chihuahua por exigir justicia ante el feminicio de su hija Ruby; Manuelita Solis, asesinada junto con su esposo en octubre de 2012; o la defensora Rocío Mesino asesinada el 19 de octubre 2013 en Guerrero.
La creciente violencia estructural y patriarcal que vivimos en México y en Mesoamérica, significa enfrentar cotidianamente un alto riesgo para nuestra integridad, libertad y nuestra vida, lo que nos impone elevados  niveles de estrés y consecuencias negativas para la salud física, emocional, mental, energética y espiritual y vivir procesos de desgaste, estrés, coraje e impotencia, que devienen en afectaciones a la salud de las defensoras, a  nuestra labor y del riesgo del debilitamiento de nuestros movimientos en defensa y promoción de los derechos humanos. 
Frente a ello, las defensoras hemos reflexionado y buscado alternativas para disminuir los riesgos y prevenir mayores consecuencias. Desde la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de  Derechos Humanos se ha documentado que el 83% de las defensoras de la región han padecido alguna manifestación de estrés; 60% de ellas realiza está labor de manera voluntaria sin un salario ni prestaciones y el 50% requiere realizar otras actividades para conseguir recursos económicos que les ayuden a sobrevivir, lo cual significa una doble o triple carga de trabajo; un número importante de las defensoras presentan enfermedades y padecimientos diversos.

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