martes, 27 de agosto de 2019

ARTÍCULO CON FOTO

El gran garrote
y la política

Apolinar Castrejón Marino
Los políticos mexicanos están que se rasgan las vestiduras y se arrancan las pestañas, por las políticas racistas, instrumentadas por el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
“Intelectuales”, “artistas”, “periodistas” y presentadoras de televisión, alzan sus voces en contra de la discriminación y el racismo en contra de los migrantes, y califican como tirano al actual inquilino que ocupa la Casa Blanca.
A esa runfla de ignorantes y tendenciosos, vamos a recordarles que Donald Trump solo continúa la muy añeja visión de amos del mundo que se han adjudicado. Y como muestra les vamos a contar que dos semanas antes de acceder a la silla presidencial Theodore Roosevelt pronunció su famoso discurso en el cual mencionó su política del gran garrote (big stick) que caracterizaría a su gobierno.
Siendo vicepresidente, Roosevelt ya había utilizado esa frase en una carta dirigida a Henry W. Sprague, para indicarle que los grandes problemas deberían tener grandes reme
dios. Pero no causó gran impacto, y además los medios de comunicación comentaron que era su propia interpretación del proverbio africano: “Habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegarás lejos”, en inglés: Speak softly and carry a big stick, you will go far.
Sin embargo, la frase causó gran conmoción cuando la pronunció en un en la Feria del estado de Minnessota, el 2 de septiembre de 1901. El político William McKinley había ganado la carrera presidencial, pero fue asesinado por un anarquista y entonces, Theodore Roosevelt fue convocado a ocupar el cargo.
Dos semanas antes de acceder a la silla presidencial, recordó también los principios de la Doctrina Monroe, que exigía “América para los americanos”. Para garantizar tales propósitos, Estados Unidos se asumía como guardián del continente, para evitar intervenciones provenientes de fuera del continente americano, esencialmente de los países europeos.
Bajo la política internacional del Gran Garrote se legitimó el uso de la fuerza para defender los intereses de Estados Unidos, y como los países de centro y Sudamérica no estaban en condiciones de oponerse al dominio gringo, realizaron atropellos e invasiones a muchos países soberanos.
Para esos políticos atarantados que exigen que el gobierno mexicano se oponga a las disposiciones económicas, dominio de Estados Unidos en materia de seguridad y de la política migratoria de México, y al papel de las calificadoras de los programas sociales, le relataremos brevemente algunas intervenciones norteamerigringas: La Separación de Panamá de Colombia en 1903; debido a que rechazó la propuesta de Roosevelt para construir el Canal de Panamá.
la ocupación militar de la República Dominicana en 1924, y la intervención militar y política de Cuba en 1909.
¿Qué cree usted que pasaría con nuestro país, en caso de realizar cualquier tipo de hostilidades en contra de nuestros vecinos del norte? Seguimos la lista de los atropellos de los norteamericanos. La ocupación militar de Haití desde 1915 hasta 1934, la intervención militar en Nicaragua entre 1912 y 1925, y la “mediación” en los ignominiosos tratados que dieron final a la guerra entre Rusia y Japón (1905).
Las fuerzas militares estadounidenses también se encargaron de la ocupación militar en cuba hasta por 3 ocasiones: la primera entre 1906 y 1909, nada más por que sí. La segunda intervención fue “a petición” del presidente Tomás Estrada Palma, el 12 de septiembre de 1906. Y la tercera, el 29 de septiembre de 1906 cuando el Secretario de Guerra de Estados Unidos, William H. Taft, asumió el cargo de gobernador provisional de Cuba, para imponer orden a los brotes de rebeldía de los cubanos.
El 13 de mayo de 1916,​ el contraalmirante William Banks Caperton obligó al secretario de Guerra de la República Dominicana Desiderio Arias, a abandonar Santo Domingo bajo la amenaza de realizar un bombardeo naval a la ciudad. En la década de 1980 Estados Unidos patrocinó la creación de un grupo guerrillero anti-comunista en Nicaragua llamado las Contras.
Al final de la Guerra Ruso-Japonesa en septiembre de 1905, el Presidente Roosevelt realizó una gran campaña política, basado en la negociación de un tratado de paz entre las dos naciones. En sus discursos también se refirió a las intervenciones estadounidenses asegurando que eran ocasionadas por la “discapacidad” de los gobiernos locales de resolver sus asuntos internos, y protege los intereses de ciudadanos y entidades estadounidenses. Y fue tan buena su campaña, que se ganó el Premio Nobel de la Paz.

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