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Enrique Krauze
Mรฉxico nunca se convertirรก en una nueva Cuba por las obvias razones que dicta la relaciรณn con Estados Unidos y la propia dinรกmica de nuestra economรญa. Tรกcitamente, el rรฉgimen actual y su partido aceptan esa condiciรณn, no obstante muestran afinidades no menos obvias con el modelo cubano. El PRI las tuvo tambiรฉn, pero eran pragmรกticas; las de Morena son polรญticas e ideolรณgicas.
El triunfo de la Revoluciรณn cubana en 1959 no desestabilizรณ al PRI. Hรกbilmente, al abstenerse de condenar a Castro y expulsar a Cuba de la OEA en 1962, el PRI se convirtiรณ en el mediador tรกcito entre La Habana y Washington. El compromiso fue claro: Mรฉxico -de cuyas costas habรญa salido la expediciรณn castrista en 1956- defenderรญa diplomรกticamente a Cuba frente a Estados Unidos, a cambio de que en nuestro paรญs no hubiese guerrilla patrocinada por los cubanos. Si bien la hubo en los aรฑos setenta, su dimensiรณn e impacto fueron considerablemente menores que en Centroamรฉrica.
Algo, sin embargo, no cuadraba en la estrategia oficial. Aunque el PRI pactรณ con Castro, entre los jรณvenes universitarios el prestigio de la Revoluciรณn cubana opacรณ a la mexicana, que con razรณn veรญan como anticuada y rรญgida. En los aรฑos setenta y ochenta, el marxismo en todas sus variantes se convirtiรณ en la vulgata de nuestras universidades pรบblicas. Al PRI no parecรญa preocuparle este desarrollo. Lo veรญa encapsulado en la academia, y marginal. Cuando a los guerrilleros mexicanos se les ocurrรญa secuestrar aviones rumbo a Cuba, Castro los repatriaba de inmediato o los recluรญa bajo condiciones penosas.
En 1988 tuvo lugar una convergencia inรฉdita entre la izquierda universitaria y el movimiento encabezado por Cuauhtรฉmoc Cรกrdenas. Hubo un fraude, pero tras la crisis electoral Castro ganรณ por partida doble. Con el PRI, se dio el lujo de legitimar a Salinas con su presencia en la toma de posesiรณn. Y aunque con tardanza de dรฉcadas algunos intelectuales de izquierda (seรฑaladamente Carlos Monsivรกis) comenzaron a denunciar los horrores del rรฉgimen cubano, el PRD (inรฉdita uniรณn de la izquierda comunista, trotskista, guevarista, maoรญsta, socialista y nacionalista) reafirmรณ su postura de apoyo y simpatรญa.
Cuando en los noventa Castro comenzรณ a perder prestigio, lo supliรณ su compaรฑero de armas, a travรฉs de un รฉmulo mexicano. En 1994, la apariciรณn del subcomandante Marcos (guerrillero inspirado en el Che Guevara que trocรณ la bandera marxista por un ideario indigenista) sedujo a buena parte de la izquierda, que asรญ mostraba su proclividad caudillista.
Pasaron los aรฑos, pero no en detrimento de Cuba. Al opacarse la estrella guevarista de Marcos, apareciรณ la estrella castrista de Lรณpez Obrador, en quien confluรญan tres afinidades: el caudillismo mesiรกnico (tambiรฉn Fidel se comparaba con Jesรบs), la tradicional colaboraciรณn priista con Cuba y el radicalismo ideolรณgico del sector de la izquierda universitaria que siguiรณ siendo ciegamente fiel al comandante.
¿A quiรฉn puede sorprender entonces la fatal atracciรณn castrista de Morena? Fidel instaurรณ el control polรญtico total de su isla desde los sesenta; AMLO quiso copiarlo en los ochenta, cuando era dirigente del PRI en Tabasco. Tras su muerte en 2016, lo describiรณ como el hรฉroe del pueblo cubano: "estรก a la altura de Nelson Mandela [...] es un gigante". Durante su gobierno importรณ a los mรฉdicos cubanos, regalรณ petrรณleo a Cuba, condecorรณ a Dรญaz-Canel, lo invitรณ a hablar en el Zรณcalo el dรญa de la Independencia. El gobierno no se ha apartado de ese libreto. Mucho menos Morena.
El deterioro y la pesadumbre de Cuba no tienen lรญmites. Cualquier persona de buena fe y sentido de realidad lo puede constatar. Pero el sector mรกs rancio y fanรกtico de la izquierda (el que ahora nos gobierna) no lo reconocerรก jamรกs. Las consecuencias de esa simpatรญa van mรกs allรก de las alarmas sobre la remociรณn de las estatuas del Che y Castro. Las consecuencias estรกn en el proyecto totalitario de Morena. Algunos dirรกn que hay regรญmenes totalitarios que prosperan econรณmicamente. El ejemplo es China. Pero en China, a diferencia de Mรฉxico, se alienta el progreso econรณmico y no se tira el dinero en proyectos fantasma.
Como en Cuba, los jerarcas mexicanos ejecutan, legislan y juzgan. Como en Cuba, buscan controlar la libertad y las elecciones. Pueden ser multimillonarios (como Castro) pero, igual que a Castro, no les molestan las opiniones de quienes piensan distinto. Les molesta la existencia de los que piensan distinto. Mรฉxico nunca serรก Cuba, pero se le va pareciendo.
#๐๐น๐ช๐จ๐ช๐ณ๐ญ๐ฆ๐๐ญ๐ข๐ถ๐ฅ๐ช๐ข๐ค๐ถ๐ฎ๐ฑ๐ญ๐ข.
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